Cabecera de Idioma y Deporte
18 de junio de 2008

Palabras en juego

Por Jesús Castañón Rodríguez

Los coros de España

Especial Eurocopa 2008

Hasta el día 29 de junio de 2008, gran parte de la ciudadanía seguirá emocionada el deseo colectivo de un triunfo de la Selección de fútbol, tras el triunfal arranque ante Rusia y Suecia y la cita de hoy con Grecia.

En la cuna de Mozart, los «Niños Cantores» de Luis Aragonés afinarán en los aficionados erres vibrantes, silbantes eses, vientos de efes y zetas… a la espera de una nueva victoria y del sueño de un campeonato como en 1964. Por aquel entonces, los medios de comunicación llevaron hasta el último rincón la alegría del gol de Marcelino y los dos diarios deportivos más veteranos, que valían dos pesetas, titulaban: «La Selección de España campeona de Europa, al batir a la de Rusia por dos a uno» (El Mundo Deportivo) y «2-1: Victoria histórica sobre Rusia» (Marca).

Sin embargo, la verdadera expresión popular se encuentra en la voz de los aficionados que ha creado imágenes y cantos corales para acompañar el estado de ánimo de la Selección en las diferentes ediciones de los Juegos Olímpicos, la Copa del Mundo y la Eurocopa.

La «furia española» de los años veinte ha pasado a ser «la roja» tras el mundial de 2006. Y la euforia tras intensas victorias ha aportado la creatividad de la calle y eslóganes como sintonías de la felicidad popular. Quién no recuerda cánticos a pleno pulmón como el «Sí, sí, sí, España va a París» tras la victoria sobre Malta en 1983, que daba la clasificación para la Eurocopa de Francia, o el «Oa, oa, oa, El Buitre, a la Moncloa» tras una gran actuación de Emilio Butragueño en la Copa del Mundo de 1986.

Los coros de la grada han pasado del sonido rítmico y sincopado a su difusión móvil en tonos y politonos gracias al «¡Oé, oe, oé!», el «¡A por ellos, oé!» y el actual «Podemos». Sin embargo, de todos estos sonidos que salen del corazón sólo llegó al diccionario de la Real Academia Española uno en 1997: el «alirón», cuyo origen está en la letra y melodía que compusieron Álvaro Retana y Gaspar de Aquino para un cuplé en 1912.

Actualmente, la sinfonía de la grada vive en la fascinación del pasacalle tecnológico y convertirá el «Illa, illa, illa ¡Villa, maravilla!» en melodía del móvil.

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 18 de junio de 2008.