Cabecera de Idioma y Deporte
10 de septiembre de 2007

Palabras en juego

Por Jesús Castañón Rodríguez

Poesía en movimiento

Un espectáculo de lucha libre americana recorrerá esta semana Madrid, Barcelona y Valencia. Con el nombre de «Smackdown» presentará combates «face-off» (por eliminación) entre musculosos hombres de dientes apretados y variados tatuajes.

Los comentarios de lucha libre americana en Cuatro, con Héctor del Mar y Fernando Costilla, son un combate contra la monotonía, un espectáculo de color y emoción para hacer más amena la coreografía de mandobles.

Entre torsiones y presas hacen poesía en movimiento. Llevan al cuadrilátero traducciones libres a partir de los gestos de los luchadores, giros de lengua coloquial y mucho humor hasta dislocar la mandíbula de los telespectadores cómplices.

Marcan la fiereza del duro correctivo con constantes onomatopeyas y vibraciones de erres, hasta conseguir el estremecimiento. Y tras el inicial saludo deportivo accederá a diversas acciones del radical, raro, radiante, razonable, rápido y radioactivo «Raw Zone» para llegar al remate inmisericorde de un rival supercampeón o pardillo cuyo peso se expresa en libras.

Arrinconan contra las cuerdas al sufijo -azo para que sienta la fuerza inusitada de golpes como el derechazo o el rodillazo en la zona abdominal.

Y en el «Raw» de la creatividad, junto a los nombres de llaves, agarres o golpes, generan un «espectáculo garantizado» de metáforas. Así, podrá escuchar que las acciones sobre el cuello se convertirán en la «corbata» y el «lazo», que hacer caer de espaldas a la lona al rival desde la altura de la cabeza es la «bomba», que la llave que cierra la movilidad es un «candado», que el nocaut es la «habitación de los sueños» y que el vuelo acrobático desde la tercera cuerda del rincón, para caer en picado sobre el rival, convierte a un luchador en un «avión» o «meteorito»…

Si realiza el «cascanueces» con la tristeza y le propina una «patada voladora» a los disgustos, sin duda, practica la «poesía en movimiento» a la que también fueron aficionados escritores como Federico García Lorca y Pablo Neruda.

Tras este juego modernista de efectos sonoros y de retórica, que convierte en una manifestación artística los golpes de la lucha de entretenimiento, podrá despedirse en verso como el vibrante Héctor del Mar: «Aquí estoy porque he venido,/ porque he venido aquí estoy,/ y si no les gusta mi canto/ como he venido, me voy».

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 10 de septiembre de 2007.