Palabras en juego
El deporte de la política
El próximo fin de semana se celebra una nueva fiesta de la democracia, la participación y la decisión del pueblo. Una nueva cita para registrar la incorporación de las expresiones del deporte al mundo político.
Desde la recuperación democrática de 1977 y 1979 se han destacado las aficiones deportivas de los presidentes del Gobierno. Y así se ha visto a Adolfo Suárez jugando al tenis, Leopoldo Calvo Sotelo dedicado al remo en la ría del Eo, Felipe González posando con la camiseta de la Selección de fútbol en 1982, José María Aznar jugando al pádel o a José Luis Rodríguez Zapatero mostrando sus preferencias por el FC Barcelona y la Ponferradina.
En un primer momento, el lenguaje deportivo servía para dulcificar tensiones, hacer comprensibles ideas en tono coloquial y realizar aseveraciones en un tono aceptable por el adversario.
En el libro «Términos deportivos en el habla cotidiana», editado por la Universidad de La Rioja, sus autores recuerdan que actualmente el lenguaje deportivo ha saltado a la cancha de las informaciones políticas. Los aspirantes a «subir al cajón» de la Alcaldía o el Parlamento se han convertido en «galácticos» de la urna y en estas fechas de campaña «sudan la camiseta», «saltan al campo», juegan «en campo contrario» y «en campo propio» con mítines ante los incondicionales, «sienten los colores» de sus ideales, intercambian declaraciones como si fuera un combate «cuerpo a cuerpo»…
Las formaciones políticas han soñado con ser el «Dream Team» de su localidad para lograr una mayoría absoluta, con «ganar sin bajar del autobús» mediante una mayoría suficiente o con «tocar bola» para obtener representación en alguna institución.
El resultado final hará de los candidatos un «caballo ganador» o «cabeza de serie», logrará que el aspirante veterano aparezca como un «corredor de fondo» y que los que no tengan la victoria final vayan «a rebufo» del vencedor.
Esta semana es el «esprín final» de la política como deporte, como situación de competitividad, agonismo y dramatismo. Ya sabe, no «eche balones fuera» y «enceste» su voto.
Publicado en La Nueva España, Oviedo, 21 de mayo de 2007.