Palabras en juego
Dopaje tecnológico
Especial Juegos Olímpicos de Pekín 2008
Pierre de Coubertin ideó la restauración de los Juegos Olímpicos como una fiesta en la que atletas, escritores, poetas, historiadores y filósofos generarían arte. Esta labor se ha visto superada por los medios de comunicación con tal variedad que, desde 1998, el Comité Olímpico Internacional fijó su terminología en alemán, español, francés e inglés en el libro «Lexique olympique multilingue».
Las personas que trabajan en la moderna Torre de Babel del centro de comunicación participan en la fiesta de los idiomas al revitalizar expresiones, crear términos, incorporar voces ajenas y formar palabras en el relato de la competición.
En estos primeros días ya han surgido algunas curiosidades. Se ha registrado que los participantes han llegado a los Juegos tras superar los «trials», que simplemente son las «pruebas de clasificación» o de selección.
Se ha transformado el vocabulario en aras de una mayor comprensión para la audiencia con el «bañador milagroso», en referencia al modelo Speedo LZR Racer con el que el estadounidense Michael Phelps aspira a superar el número de medallas alcanzado por Mark Spitz en los Juegos Olímpicos de 1972. Está diseñado con tres piezas de nailon unidas por ultrasonido, en lugar de costuras, para reducir en un diez por ciento el «arrastre pasivo» o fricción del nadador con el agua.
Esta mejora, que permite reducir varias centésimas de segundo en las pruebas de velocidad o presenciar espectáculos como la victoria del equipo estadounidense en la prueba de 4×100 metros, ha sido presentada en algunos medios radiofónicos con un nuevo término: «dopaje tecnológico».
Según el «Diccionario esencial de la lengua española», el dopaje guarda relación con la administración de fármacos o el uso de sustancias estimulantes con el fin de potenciar artificialmente el rendimiento del cuerpo del deportista. Por eso, el uso de este «traje de nado», como el casco aerodinámico en las pruebas cronometradas de ciclismo, aunque mejora el rendimiento final no supone una alteración del organismo del atleta y, en consecuencia, no se trata de un «dopaje» sino de una «ventaja tecnológica».
Ha sido divertido el titular «sudamos tinta china» para saludar el triunfo en la prórroga de la «ÑBA», pero ha llamado la atención la falta de expresiones para relatar el clavado que ejecutaron Yue Lin y Liang Huo en salto de palanca sincronizado.
Publicado en La Nueva España, Oviedo, 13 de agosto de 2008.