Palabras en juego
La Liga «descapotable»
Hace 25 años, la fase final de la Copa del Mundo de Fútbol de 1982 puso en marcha nuevos suplementos para que periodistas y escritores proporcionasen su visión de los grandes acontecimientos deportivos. Fue un mes en el que Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester o Mario Vargas Llosa expresaron su mirada desde el otro lado de la línea de banda. Y en el que el suplemento de «Diario 16», coordinado por Miguel Ángel López, acogió el debut de Gallego Rey y el relato de José María Felgueroso sobre el inverosímil empate entre Alemania y Austria en El Molinón.
Desde aquel campeonato, el lenguaje futbolístico ha sido pensado en la universidad por cinco tesis doctorales entre 1991 y 2006. Ha llevado a docentes de la actividad física y el deporte, como Juan Lorenzo Antón García, a dar su visión en «El fúrbol es asín. Jerga, barbarismos y tópicos futboleros en clave de humor (pero también en serio)» con ejemplos extraídos de veinte diarios, diez cadenas de radio, dos agencias de noticias y once canales de televisión. Y ha generado reflexiones del periodismo, sobre términos, declaraciones y curiosidades, gracias a Carlos Toro en «Anécdotas de fútbol», Alfredo Relaño en «Futbolcedario» y Enric Bañeres en «Qué sabrá usted de fútbol».
Las formas de expresión del «jurgol» o «malompié», que diría el humorista José Luis Coll, no tienen límite. La constante creación de términos por periodistas, aficiones, futbolistas y dirigentes es una gran fiesta popular. Es un espectáculo que también ha dado momentos de entretenimiento gracias a Jesús Gil con su «ostentóreo» y a anécdotas como que Antonio D. Olano y Cándido convirtieran en miembros de la Real Academia Española a Emilio Butragueño y Jorge Valdano por su popularidad y su facilidad para acuñar frases célebres para la televisión.
Ha empezado una nueva Liga con sus «rombos, carriles, trivotes y dibujos tácticos». Ojalá traiga para los equipos asturianos un autobús «descubierto» o sin techo para las celebraciones populares y no un autobús «descapotable» porque para recibir tal denominación necesitaría algún elemento que se pudiera plegar o recoger en el techo.
Es tiempo para el juego infinito de las palabras en las canchas, las calles y las redacciones. Para la alegría de crear nuevos y sorprendentes términos con gracejo e ingenio. Para que la fuerza irresistible de los relatos de la temporada de fútbol contribuyan a alimentar las ilusiones y la felicidad de la gente.
Publicado en La Nueva España, Oviedo, 27 de agosto de 2007.