Cabecera de Idioma y Deporte
27 de agosto de 2007

Palabras en juego

Por Jesús Castañón Rodríguez

La Liga «descapotable»

Hace 25 años, la fase final de la Copa del Mundo de Fútbol de 1982 puso en marcha nuevos suplementos para que periodistas y escritores proporcionasen su visión de los grandes acontecimientos deportivos. Fue un mes en el que Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester o Mario Vargas Llosa expresaron su mirada desde el otro lado de la línea de banda. Y en el que el suplemento de «Diario 16», coordinado por Miguel Ángel López, acogió el debut de Gallego & Rey y el relato de José María Felgueroso sobre el inverosímil empate entre Alemania y Austria en El Molinón.

Desde aquel campeonato, el lenguaje futbolístico ha sido pensado en la universidad por cinco tesis doctorales entre 1991 y 2006. Ha llevado a docentes de la actividad física y el deporte, como Juan Lorenzo Antón García, a dar su visión en «El fúrbol es asín. Jerga, barbarismos y tópicos futboleros en clave de humor (pero también en serio)» con ejemplos extraídos de veinte diarios, diez cadenas de radio, dos agencias de noticias y once canales de televisión. Y ha generado reflexiones del periodismo, sobre términos, declaraciones y curiosidades, gracias a Carlos Toro en «Anécdotas de fútbol», Alfredo Relaño en «Futbolcedario» y Enric Bañeres en «Qué sabrá usted de fútbol».

Las formas de expresión del «jurgol» o «malompié», que diría el humorista José Luis Coll, no tienen límite. La constante creación de términos por periodistas, aficiones, futbolistas y dirigentes es una gran fiesta popular. Es un espectáculo que también ha dado momentos de entretenimiento gracias a Jesús Gil con su «ostentóreo» y a anécdotas como que Antonio D. Olano y Cándido convirtieran en miembros de la Real Academia Española a Emilio Butragueño y Jorge Valdano por su popularidad y su facilidad para acuñar frases célebres para la televisión.

Ha empezado una nueva Liga con sus «rombos, carriles, trivotes y dibujos tácticos». Ojalá traiga para los equipos asturianos un autobús «descubierto» o sin techo para las celebraciones populares y no un autobús «descapotable» porque para recibir tal denominación necesitaría algún elemento que se pudiera plegar o recoger en el techo.

Es tiempo para el juego infinito de las palabras en las canchas, las calles y las redacciones. Para la alegría de crear nuevos y sorprendentes términos con gracejo e ingenio. Para que la fuerza irresistible de los relatos de la temporada de fútbol contribuyan a alimentar las ilusiones y la felicidad de la gente.

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 27 de agosto de 2007.