15 de octubre de 2003

Miguel Delibes: la actividad deportiva de un hombre sedentario

Por Jesús Castañón Rodríguez

Miguel Delibes: la actividad deportiva de un hombre sedentario

Jesús Castañón Rodríguez

Este autor, referente de la literatura contemporánea iberoamericana, nació en Valladolid en 1920, ha sido Catedrático de Derecho Mercantil y director del diario El Norte de Castilla y ha desarrollado una amplia trayectoria literaria galardonada, entre otros, con los premios Nadal , Nacional de Literatura, Frastebrath, Príncipe de Asturias de las Letras, Premio de las Letras de Castilla y León y Premio Nacional de las Letras.

Vida, literatura y deporte

Su afición al deporte se remonta a su infancia y la recibe de su padre, representante en Valladolid de las compañías automovilísticas Ford y General Motors, amante de la vida al aire libre y practicante de caza, natación y ciclismo en Salamanca y Valladolid en compañía de Julio Alonso, Narciso Alonso Cortés y los hermanos Sigler. De ellos aprenderá a bucear, nadar en estilo libre, flotar y capturar sus primeras perdices, codornices y avefrías con una escopeta de 12 milímetros de calibre. Y con el tiempo, transformará esta vida al aire libre en artículos periodísticos, cuentos, libros infantiles, libros de viajes y novelas que abarcan tres modalidades de deporte tradicional y siete disciplinas de deporte moderno.

Deporte tradicional

En el primero desarrolla manifestaciones literarias para caza, pesca y senderismo.

Caza

La primera será una de sus grandes pasiones. Se inicia en 1930, con la caza a pedradas de golondrinas y de vencejos con el tiragomas, hasta dar el salto a disparar con una escopeta de perdigón de aire comprimido, regalada en la festividad de los Reyes Magos.

Avefrías, tordos y codornices serán las nuevas piezas, conseguidas con escopetas de 12 y 16 milímetros de calibre en las localidades vallisoletanas de Boecillo y Quintanilla de Abajo. Y los éxitos y los fracasos del día de caza influirán en su estado de ánimo, con la práctica de la caza menor, en especial de perdiz roja, en las localidades de Belver de los Montes, La Santa Espina, Puente Duero, Quintanilla de Abajo, Renedo de Esgueva, Riego del Camino, Sardón, Tordesillas, Villa Esther, Villafuerte de Esgueva y Villanueva de Duero. Y también, de la caza mayor en batidas de jabalí en la población burgalesa de Sedano.

Este mundo de experiencias y recuerdos se extienden por las páginas de numerosos libros: La caza de la perdiz roja, El libro de la caza menor, Con la escopeta al hombro, La caza en España, Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo, Las perdices del domingo y El último coto, así como las antologías y recopilaciones Dos días de caza, La caza de la perdiz roja en España, Alegría de la caza y Un cazador que escribe. Y también encuentra su reflejo literario en la novela Diario de un cazador.

Pesca

El autor practica las modalidades fluvial y marina. Pesca con cucharilla y buldó en el espigón y en la ría de Suances (Cantabria) para capturar lubina, desde 1953. Pero su principal actividad se centra en la pesca del cangrejo de pata blanca en el río Esgueva en las localidades vallisoletanas de Renedo y Esguevillas y en los ríos burgaleses Moradillo y Rudrón, así como en la captura de truchas con devón, cucharilla y mosca artificial en los ríos Porma, Esla, Pisuerga, Tera, Najerilla, Luna y Rudrón en Castilla y León. Toda una experiencia que literariamente se concentra en Mis amigas las truchas.

Senderismo

Otra práctica deportiva ha sido la de andar durante hora y media todos los días. Primero, como técnica para repasar temarios mientras estudiaba y, posteriormente, como ejercicio tras sufrir un amago de accidente cardiovascular. Durante los intervalos que vive en la ciudad da origen a un paseo por la mañana y a callejear por la tarde, y se transforma en senderismo, durante el veraneo en Sedano, para recorrer los distintos montes del valle de Iguña.

Deporte moderno

Su interés por el deporte moderno presenta más variedad y alcanza a siete disciplinas diferentes: automovilismo, ciclismo, fútbol, motociclismo, natación, tenis de mesa y tenis.

Entre motores y ruedas

Delibes evoca cómo a los siete años, su padre le obligó a dar vueltas por la casa familiar para que aprendiera a ir solo en bicicleta, elemento que con el paso del tiempo se convirtió en una emotiva competición para esquivar los policías municipales que debían cobrar la tasa de matrícula del vehículo y, desde los dieciocho años, en un medio para divertirse, trabajar y desplazarse a ver a su enamorada Ángeles en trayectos que le llevan por las provincias de Valladolid, Palencia, Burgos y Cantabria.

Esta práctica del ciclismo se complementa con una idea de la carretera como esfuerzo y con una profunda admiración por el Tour de Francia y la figura de Fausto Coppi, que comentará en sus artículos periodísticos. En «Mi querida bicicleta» y en «Sobre los divos» expone la teoría de que los escaladores sólo se dan en países donde no existe un buen nivel de vida y considera que las grandes figuras del deporte destruyen la capacidad de sorpresa, el ímpetu y la improvisación.

Posteriormente, reseña su paso de la bicicleta a la moto con una gran admiración por la Montesa de 125 cc. y la curiosidad que produce a los peatones ver armar y desarmar la moto cuando no arranca. Y el automovilismo será material literaria de libros de viajes, como el volumen Dos viajes en automóvil: Suecia y los Países Bajos (1982).

A raquetazos

Los deportes de raqueta tienen su hueco con el tenis de mesa y el tenis. Evoca su pasión por el primero, al que denomina «tenisín», y liga su recuerdo a las vacaciones de Sedano y al subcampeonato que obtuvo en un torneo en el trasatlántico Constitution, camino de Nueva York en 1964.

No obstante, da mayor realce al tenis, actividad que practica desde los 13 años. Le llama la atención su peculiar forma de tanteo, cuando debería ser «1, 2, 3 y juego», así como su jerga con barniz aristocrático, con terminología que parecía vestirte de etiqueta y con anglicismos que se pronuncian con nasal acento cosmopolita. Por comodidad, le gusta disputar partidos de dobles y considera que pierde su carácter de signo de distinción social cuando en la década de los ochenta las masas populares diversifican sus prácticas deportivas hacia atletismo, baloncesto, balonmano, hockey, natación, rugby y tenis.

Como pez en el agua

La natación se convierte en un medio para refrescarse y en una fuente de placer. Lo practica en Boecillo, Quintanilla de Abajo, Viana de Cega y Valladolid y su acercamiento a él se produjo como consecuencia de la lectura de los semanarios gráficos de los años treinta As y Campeón con sus llamativas fotografías de competiciones de saltos de trampolín. Su estilo personal se basa en convertir el agua en medio natural sin tener que realizar grandes esfuerzos.

Al otro lado de la línea de banda

Sin duda el deporte estrella en la producción literaria del autor es el fútbol, una pasión que le arrebata desde los ocho años, después le acerca a los estadios hasta la instalación de vallas para el público, en 1978, y se transforma en un asiduo espectador del fútbol televisado.

En «Una larga carrera de futbolista» evoca los tiempos colegiales en que recreaba el balompié con botones para jugar a escondidas en el pupitre de clase, con canicas para el patio y con pelotas de trapo o bolas de papel para la galería de la casa familiar y con una pelota de goma en los andenes del parque vallisoletano del Campo Grande.

Recuerda cómo recitaba alineaciones, memorizaba resultados y jugadores, iba a los estadios para seguir al Real Valladolid o cómo formulaba la «Ley Delibes» en 1932: «el equipo que después de perder en casa visita a otro que viene de ganar fuera, si no se alza con el triunfo sumará al menos uno de los puntos en litigio». Este relato de su vida futbolística se cierra con una explicación de su alejamiento de los estadios.

En Vivir al día aparece su visión sobre el fútbol profesional de las décadas de los cincuenta y sesenta. Alaba a los futbolistas que practican el balompié con pundonor y amor propio en «Divos y destajistas» ya que considera que el entusiasmo, el amor propio y el tesón tienen una mayor capacidad para apasionar a la gente que el ritmo, la euritmia, la armonía y la proporción. Comenta en «Campeón de taquillas» su satisfacción por la tercera Copa de Europa del Real Madrid aunque critica el exceso de jugadores extranjeros en las alineaciones que, repletas de kas, uves dobles y eses líquidas, demuestran que la victoria es resultado más de la fuerza financiera que del poderío deportivo. Explica el descenso de espectadores que asisten a los campos de fútbol en «La Liga agoniza» y culpa al profesionalismo desmesurado y al afán de la gente por ver a su equipo sólo si es capaz de ganar.

Además, destaca el papel de los directores técnicos en «La misión del entrenador» tras unas declaraciones de Alfredo di Stéfano en las que pensaba que entrenador sólo influye en un 10% de las victorias y en el 40% de los fracasos. Para Delibes, el alma de un equipo es el alma del entrenador, principio que ejemplifica con el toque mágico y el aire científico de los esquemas de juego que desarrolla Helenio Herrera.

En El otro fútbol presenta una visión de actualidad dedicada a campeonatos internacionales. Analiza la Eurocopa de 1980, en comparación con la Copa del Mundo de 1978, en su avance del juego defensivo, el desarrollo de tácticas para jugar sin balón y la crítica a la actuación de la Selección Española en «El otro fútbol». En «El tema del fútbol» evoca el estilo de sus tiempos infantiles y juveniles para resaltar la estética del juego al espacio y el triunfo por velocidad y fuerza en el fútbol moderno.

Y en «Sobre el Mundial» reseña la escasa calidad de los partidos, el buen juego de Brasil, las excesivas tácticas defensivas y una dura crítica a la Selección Española por sus malos resultados.

La fase de alejamiento de los estadios para acercarse al fútbol televisado se documenta en el volumen Pegar la hebra. En «El fútbol en baja» coincide con el escritor español Juan García Hortelano en que la causa de la deserción de los espectadores de fútbol reside la violencia de los jugadores, sus excesivas tarascadas y el desencanto de la gente ante la destrucción del buen juego; situación que pretende solucionar con la creación de faltas personales y exclusiones a la quinta falta, como en el baloncesto. En «El fútbol en pantalla», desarrolla un asunto tratado en un artículo publicado en el diario ABC titulado «Fútbol y televisión»: crítica al acompañamiento lingüístico de las imágenes televisadas de los encuentros por sus excesos de redundancia, retórica superflua y gratuita y comentario cerrado con locutor omnisciente en los resúmenes de los partidos de cada jornada.

Curiosamente, la afición y el criterio futbolísticos de Delibes para pronosticar el resultado de un partido entre el Atlético de Madrid y el Real Valladolid asoman en el relato «El saque de Cela», de Francisco Umbral.

Epílogo

La originalidad de Miguel Delibes reside en ser uno de los pocos autores que unen vida, deporte y literatura hasta llevar al papel las experiencias y sensaciones de su práctica, hasta unir los ámbitos físicos e intelectuales con preocupaciones por el idioma o hasta elaborar personales teorías de observación para ciclismo y fútbol. Convierte las bellas artes en movimiento de diez disciplinas deportivas en una ocasión para generar arte.

Referencias bibliográficas

ALONSO DE LOS RÍOS, César: Conversaciones con Miguel Delibes. Barcelona: Destino, 1993.
ALVAR, Manuel: El mundo novelesco de Miguel Delibes. Madrid: Gredos, 1987.
DELIBES, Miguel: (1954) La partida. Madrid: Alianza Editorial, 1996.
– Diario de un cazador. Barcelona: Destino, 1955.
– (1963) La caza de la perdiz roja. Barcelona: Lumen, 1975.
– El libro de la caza menor. Barcelona: Destino, 1964.
– «Sobre los divos», en Vivir al día. Barcelona: Destino, 1968, págs. 42-44.
– «Divos y destajistas», en Vivir al día. Barcelona: Destino, 1968, págs. 45-47.
– «Campeón de taquillas», en Vivir al día. Barcelona: Destino, 1968, págs. 85-87
– «La Liga agoniza», en Vivir al día. Barcelona: Destino, 1968, págs.129-131.
– «La misión del entrenador», en Vivir al día. Barcelona: Destino, 1968, págs. 184-186.
– Con la escopeta al hombro. Barcelona: Destino, 1970
– (1972) La caza en España. Madrid: Alianza Editorial, 1993.
– Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo. Barcelona: Destino, 1977
– Mis amigas las truchas. Barcelona: Destino, 1977
– Dos días de caza. Barcelona: Destino, 1980.
– Las perdices del domingo. Barcelona: Destino, 1981.
– «El otro fútbol», en El otro fútbol. Barcelona: Destino, 1982, págs. 7-13.
– «El tema del fútbol», en El otro fútbol. Barcelona: Destino, 1982, págs. 15-22.
– «Sobre el Mundial», en El otro fútbol. Barcelona: Destino, 1982, págs. 23-32.
– Dos viajes en automóvil: Suecia y los Países Bajos. Barcelona: Plaza & Janés, 1982.
– «La herencia», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 9-36.
– «Una larga carrera de futbolista», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 37-56.
– «Mi querida bicicleta», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 57-88.
– «Una bici que rodara siempre cuesta abajo», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 89-108.
– «Un deporte de caballeros», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs.109-126.
– «El mar y los peces», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 127-158.
– «La alegría de andar», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 159-184.
– «El nadador del mínimo esfuerzo», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 185-200.
– «Un cazador que escribe», en Mi vida al aire libre. Barcelona: Destino, 1989, págs. 201-222.
– «Fútbol y televisión», ABC, Madrid, 18 de junio de 1989.
– «El fútbol en pantalla», en Pegar la hebra. Barcelona: Destino, 1990, págs. 27-32.
– «El fútbol en baja», en Pegar la hebra. Barcelona: Destino, 1990, págs. 155-160.
– El último coto. Barcelona: Destino, 1992
– La vida sobre ruedas. Barcelona: Destino, 1992
– Un deporte de caballeros. Barcelona: Destino, 1993.
– Un cazador que escribe. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1994.
GARCÍA DOMÍNGUEZ, Ramón: «Miguel Delibes, viajero», en Europa: parada y fonda. Barcelona: Plaza-Janés, 1981.
– «Miguel Delibes», Nortecastilla.es. Valladolid, 2002.
JIMÉNEZ LOZANO, José-GARCÍA DOMÍNGUEZ, Ramón (Eds.): El autor y su obra: Miguel Delibes. Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 1993.
SÁNCHEZ, José Francisco: Miguel Delibes, periodista. Barcelona: Destino, 1989.
UMBRAL, Francisco: Miguel Delibes. Madrid: Epesa, 1970.
– «El saque de Cela», en Cuentos de fútbol, 2. Madrid: Alfaguara, 1998, págs. 309-318.
VARIOS AUTORES: Estudios sobre Miguel Delibes. Madrid: Editorial de la Universidad Complutense, 1983.