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1 de abril de 2021

Hispanoamericanismos léxicos en el lenguaje futbolístico español

Por Jesús Castañón Rodríguez

Hispanoamericanismos léxicos en el lenguaje futbolístico español

Jesús Castañón Rodríguez

Texto publicado en el libro El español de América, Valladolid, Junta de Castilla y León-Universidad de Valladolid, 1991, vól. 2, págs. 659-668.

Resumen

Este texto aporta una historia del idioma español en el ámbito del fútbol. Describe el peso de Hispanoamérica en la FIFA, desde su fundación a la creación de la Copa Mundial de Fútbol y la declaración como idioma oficial en 1946. Comenta la mirada hacia los usos hispanoamericanos en la renovación de códigos expresivos en la comunicación española. Presenta el análisis de 28 expresiones ordenadas alfabéticamente, con su fecha de aparición en la prensa deportiva española, la procedencia del hispanoamericanismo y una breve definición. Lleva a cabo una clasificación ideológica de estas expresiones para atender a aspectos del juego, la sociología y la psicología del deporte. Finalmente, este panorama se completa con 16 notas y 39 referencias bibliográficas para ampliar información.

Abstract

His text provides a history of the Spanish language in the field of football. He describes the weight of Hispano-America in FIFA, from its foundation to the creation of the Soccer World Cup and the declaration as an official language in 1946. He comments on the Latin American uses in the renewal of expressive codes in Spanish communication. He presents the analysis of 28 expressions in alphabetical order, with their date of appearance in the Spanish sports press, the origin of Spanish-Americanism and a brief definition. He carries out an ideological classification of these expressions to attend aspects of the game, sociology and sports psychology. Finally, this panorama is completed with 16 notes and 39 bibliographical references to expand information.

Tardes de fútbol en la comunidad hispanoamericana: desbordamiento de pasión, grandes estadios, millonarias tiradas de ejemplares de prensa deportiva, miles de gargantas y de micrófonos cantando el gol, locura quinielística… Ingente mar de fondo con entrevistas de opinión, crónicas y comentarios, ríos de tinta y saturación de ondas con un lenguaje lleno de términos especiales ante los que las instituciones lingüísticas han mostrado diferente preocupación.

Desde la celebración en España del primer torneo de fútbol, disputado en Huelva con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América, no ha sido frecuente el estudio lingüístico del mundo del deporte, debido fundamentalmente a los vertiginosos cambios que presenta. Aunque su variación puede estructurarse de acuerdo con el esquema tridimensional variación espacial-variación social-variación estilística, la fluctuación de las variantes de habla en el interior de la comunidad lingüística hispanoamericana se complica el análisis, dada la dificultad de conseguir unidades ante una realidad que se presenta como una sucesión de formas lingüísticas sin contornos definidos, capaz de generar superposición de códigos.

Las causas del cambio lingüístico residen siempre en las necesidades de la comunicación y su subordinación a la evolución de la estructura social siendo siempre el léxico el primer componente lingüístico afectado, ya que refleja más directamente las realidades extralingüísticas. De los factores que han condicionado la evolución léxica se suelen citar (Seco, 1977): los acontecimientos políticos, los valores estilísticos, la universalización de la cultura o la necesidad de renovar códigos expresivos.

Dentro del papel desempeñado por los acontecimientos políticos en el mundo del fútbol se pueden distinguir varios niveles: las instituciones deportivas dentro de los organismos internacionales -en especial FIFA- y la adopción de medidas tendentes al intercambio de jugadores a través de las respectivas federaciones nacionales.

En el ámbito de las instituciones deportivas el mundo futbolístico hispanoamericano ha desempeñado un papel destacado con la participación de España a través del Real Madrid en 1904, en la fundación de FIFA (1) y la de varios países sudamericanos en la gestación de la Copa del Mundo. El paso decisivo lo dieron en Ginebra el presidente de la FIFA Jules Rimet y el Embajador de Uruguay en Bruselas, Enrique Bueno; proceso que culminó en 1929 con el Congreso celebrado en el Saló de Cent de la Casa de la Ciudad de Barcelona, donde se redactó y firmó el documento fundacional de la Copa del Mundo, con la presidencia del Rey Alfonso XIII. Argentina y España renunciaron a la organización de la primera fase final en favor de Uruguay (1930), pero también han albergado fases finales de la Copa del Mundo: Chile (1962), México (1970 y 1986), Argentina (1978), España (1982) y el intento fallido de Colombia que renunció a organizar la edición de 1986.

Importante peso de las federaciones de esta comunidad, que no sólo lucharon por obtener la organización de campeonatos sino también por lograr que su lengua fuera idioma oficial de FIFA, hecho que se logró en la Asamblea celebrada el 26 de julio de 1946 en Luxemburgo, una vez aprobada por quince votos a favor y seis en contra la propuesta realizada por Eduardo Arteaga, representante de la Federación de Uruguay (2).

Durante los años cincuenta, a nivel internacional se produjo un continuo enfrentamiento entre el fútbol europeo y el americano. Duelo que en España se reflejaba en oponer a los jugadores procedentes del fútbol húngaro y a la cantera sudamericana. Las relaciones entre las federaciones de la antigua metrópoli y de los países sudamericanos se intensificaron a partir de 1973 con la apertura de las fronteras a los jugadores extranjeros (3). En ese primer año el aluvión de futbolistas sudamericanos fue considerable, en especial los procedentes de Argentina y de Uruguay. Aumentó el espectáculo, desfilaron grandes figuras por los clubes más destacados de España y se llenaron las crónicas de giros lingüísticos sudamericanos (4). En los últimos diez años esta hegemonía sudamericana se mantiene en los equipos de primera división, a pesar de haberse reducido al encarecerse el mercado argentino (5). Predominio total de argentinos desde 1973 hasta la actualidad con un grupo numeroso de uruguayos entre 1978 y 1985 y de mexicanos entre 1986 y 1988. Otros jugadores destacados, aunque no en su número, han sido los chilenos y los paraguayos.

Otro aspecto destacado es el papel desempeñado por los factores de estilo. El desarrollo material del lenguaje periodístico ha venido condicionado por la creación en la prensa española de una serie de códigos expresivos especiales que se han ido renovando a lo largo de su historia en varias fases.

La primera relacionada con el estilo inglés de un carácter divulgador, didáctico, jovial y con un fino sentido humorístico. La segunda tendencia es el patrón de crónica francés que mezcla amenamente lo objetivo con los subjetivo haciendo olvidar al público lo técnico para entretenerlo en lo gratamente superficial; etapa que abarca desde la época de finales de los años 20 hasta la guerra y que se revitaliza a partir de la segunda mitad de los años sesenta con los convenios entre «As» y «L’Équipe» (6). Una tercera etapa la constituye el nacionalismo lingüístico español aplicado al mundo de la prensa, que supuso: la eliminación de extranjerismos, el nacimiento de un periódico de tirada nacional, adaptaciones fonéticas, traducciones directas y búsqueda de equivalencias para términos, el crecimiento de los calcos semánticos y la renovación del léxico con creación de un estilo propio que coincide con el dominio continental del fútbol español. Aparecen algunos hispanoamericanismos con la derrota de la Selección Nacional de España ante el equipo de San Lorenzo de Almagro en el estadio Metropolitano en 1946. Se pasa de una primera fase didáctica de lo que supone el deporte en el Nuevo Estado a los inicios de un lenguaje permeable basado en los modos y usos sociales cuando los redactores escriben pasando la realidad a través de sus gustos (7), mezclando lo objetivo con lo subjetivo. De ahí el aire frivolón que en muchas ocasiones se ha querido entrever en el lenguaje del fútbol. La cuarta etapa de renovación, iniciada en los años setenta, explota la conexión entre las diversas formas de la cultura de masas y la adopción de hispanoamericanismos léxicos coincidiendo con la llegada masiva de jugadores y técnicos a nuestro país.

La lengua especial del deporte se define extensionalmente por un criterio sociológico horizontal e intensionalmente por una variación de la lengua común basada en la especialización de los signos lingüísticos. Esta lengua especial de la prensa deportiva (Bonifacio Rodríguez, 1981) se sirve fundamentalmente del engendramiento y de los préstamos. Mientras que el segundo procedimiento se basa en tomar elementos lingüísticos tomados de otra lengua histórica, el mecanismo del engendramiento abarca vocablos de la lengua común que cumplen el papel de préstamos intralingüísticos. El léxico se suele nutrir de dos tipos de procedimientos: de adquisición y de multiplicación; destacando entre los primeros el préstamo y el calco; entre los segundos, la prefijación, la sufijación y las siglas.

Si el concepto de préstamo plantea una problemática relacionada con su grado de asimilación fonológica y morfológica a la lengua receptora unido a la condición de ser un elemento tomado de otra lengua histórica, el análisis terminológico de los vocablos procedentes de América se complica. No son americanismos, ya que no son palabras de procedencia indígena ni tampoco hispanismos al no ser palabras o giros de origen español que han pasado a otro idioma, de acuerdo con definiciones filológicas (Lázaro Carreter, 1984). Tampoco se pueden considerar préstamos intralingüísticos dado que no se trata del paso de términos de una jerga especializada incorporados a la lengua general o a la inversa. Por ello, este nuevo mecanismo de adquisición se puede denominar hispanoamericanismo léxico. Concepto (Lapesa, 1977) que hace referencia a los usos lingüísticos americanos que influyen sobre la antigua metrópoli puesto que no se pueden considerar ni préstamos ni calcos en su sentido estricto al proceder los términos de la lengua histórica española, común a todo el ámbito hispanoamericano. Su existencia es posible gracias a la falta de una koiné hispanófona de la lengua especial del fútbol, dando origen a la presencia de algunos términos sueltos.

Hasta la actualidad el papel desempeñado por las instituciones lingüísticas y las universidades en el mundo del fútbol varía según países, aunque consideran al ámbito deportivo como una fuente de extranjerismos que debe ser eliminada.

Una clasificación geográfico-lingüística divide los países entre aquéllos a los que el fútbol llegó directamente desde Inglaterra y aquellas naciones en las que la difusión del deporte se debió a la acción mediadora de un país hispanófono. Dentro del primer caso cabría destacar a Argentina, Chile y Uruguay donde la proliferación de extranjerismos es enorme y sus instituciones no se han preocupado por la eliminación de los mismos. Como muestra cabe destacar los trabajos realizados durante la segunda mitad de la década de los cincuenta y la de los sesenta con la celebración en Chile de la Copa del Mundo (Lidia Contreras, 1953, 1962 Y Nilo 1968).

Un segundo grupo está formado por el de los países que recibieron la difusión del deporte rey gracias a otro país de habla hispana. En Colombia el fútbol fue introducido desde Argentina y se vio acompañado por la preocupación de la Academia Colombiana de la lengua junto con la aceptación de sus recomendaciones por parte de los periodistas (8). Eliminación de extranjerismos que siguió los criterios de equivalencia obtenida por traducción, calcos, voces inglesas sin traducir y castellanizaciones fonéticas (Antonio Fernández, 1971). Las investigaciones de Briceño Jáuregui señalan que en menos de treinta años fueron sustituidas más de 370 expresiones futbolísticas de origen inglés (9).

Un tercer caso es el de países influidos directamente por la lengua sajona y cuyas entidades políticas y lingüísticas se han ocupado de la eliminación de exotismos. En México, la preocupación por la eliminación de extranjerismos coincidió con la cercana celebración de los Juegos Olímpicos de 1968 y la Copa del Mundo de 1970. En el IV Congreso de Academias de la Lengua Española se propuso la sustitución por el vocablo castizo, la españolización de voces extranjeras y la creación de nuevas voces para sustituir a las que no tenían equivalente en español (Alfonso Junco, 1964). Con posterioridad, en septiembre de 1980 el director de la Academia Mexicana de la Lengua, Francisco Monterde, narraba cómo el intento de coordinación de soluciones prácticas para descolonizar la lengua especial del deporte con los cronistas y comentaristas deportivos obtuvo escasos y desesperanzadores resultados (10).

En España, la eliminación masiva de extranjerismos se produce tras la Guerra Civil, en el período comprendido entre 1938 y 1950. En la visión del Nuevo Estado, la lengua era una manifestación del sentimiento nacional y españolista cuyo espíritu debía estar presente en todos los actos, exento de elementos exóticos que pueden dar la sensación de una subordinación colonial (11). Durante la posguerra inmediata, el Ministerio del Interior elabora informes que dan origen a disposiciones legales sobre materia lingüística, afectando especialmente a las denominaciones de las asociaciones y al mundo de la prensa, englobado en dicho Ministerio. El criterio preferido fue la traducción literal; en los términos que carecían de ella se optó por las equivalencias, el calco semántico y las adaptaciones fonéticas (12). Las sociedades deportivas cambiaron sus denominaciones cuando la Jefatura Provincial de Propaganda, integrada en Interior, les transmitió la correspondiente orden tras la Ley de Asociaciones de 1941 (13). En los textos de los periódicos la presencia de anglicismos puros dentro de las crónicas de fútbol desciende en un amplio número, como en el caso del diario «Marca» con un 74% (Castañón Rodríguez, 1987).

En resumen, desde los años cincuenta hasta los setenta se buscan soluciones hispanoamericanas para los extranjerismos y su entrada masiva en España se produce desde 1973 con la importación de jugadores y entrenadores procedentes del ámbito hispanoamericano, en especial de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y México.

Desde el punto de vista periodístico, los mayores problemas se presentan para superar el narcisismo localista y lograr una unificación de códigos expresivos, que el diario «Ya», en 1973, proponía mediante la realización de un vocabulario elaborado por un grupo de críticos deportivos de media docena de grandes órganos pertenecientes a los distintos medios de masas y se comprometieran a observado con rigor y fuese aceptado por el resto de los periodistas, con el fin de mantener la pureza del idioma. Recomendación que cayó en saco roto en un mundo donde se aprecia la libertad de expresión coartada hasta bastantes años después. En la presente década los académicos Torcuato Luca de Tena (1981) y Fernando Lázaro Carreter (1982) desde las páginas de «ABC» y de la Agencia Efe, proponen que el Campeonato Mundial de Fútbol a celebrar en España sea una ocasión propicia para la expurgación de extranjerismos en el vocabulario futbolístico. Sin embargo y a pesar de que parte de la prensa de información general y algunos académicos están por la labor, el resultado de tan ingente tarea no se ha conseguido.

En los años ochenta se produce en la prensa española un intento de unificación con la aparición de los libros de estilo. Pero en el mundo deportivo la libertad del redactor ante el vocabulario de moda constituye una de las bases del «estilo juvenil» y uno de los balcones a la imaginación en un ámbito como el de la prensa donde predominó durante mucho tiempo la rigidez del vocabulario técnico. El estilo juvenil se basó en la redefinición del código lingüístico con el cambio de estilo en las crónicas, el laconismo y la vuelta de la mirada hacia la terminología americana ya que los códigos expresivos de los diarios deportivos europeos habían sido agotados. Nuevas metáforas, mayor concisión, tropas condicionados por las nuevas formas de animación y de participación con automóviles engalanados, personas con cacerolas, paralización de la circulación, lluvias de papel, lanzamientos de rollos de papel; celebraciones en un tono jovial y unánime (14) surgidas en Hispanoamérica entre 1978 y 1986 han dado origen a nuevos giros lingüísticos. Otras tendencias destacadas son el laconismo y la nueva mitología basada en motes de tipo metafórico. En la segunda mitad de los años setenta y la primera de los ochenta, las crónicas periodísticas recogían motes gráficos y muy sintéticos que solían responder a asociaciones de aspectos físicos del jugador, o formas de su peinado, o cualidades futbolísticas como la velocidad, la dureza, la facilidad para el cambio de ritmo… (Verdú, 1980). Época en la que aparecieron: «Taquicardia» Marcos, «Pulpo» Arconada, Diego Armando «Pelusa» Maradona, «Hacha» Benito, «Mosquito» Mesa, «Supersónico» Juanito, «Puma» Santillana, «Tanque» Stielike, «Lobo» Carrasco, etc.

En el lenguaje radiofónico marcar las erres y la repetición intermitente de algunas palabras con entonación expresiva son las principales características fónicas (Lázaro Carreter, 1986 y Castañón Rodríguez, 1988) que acompañan a los marcados sentidos de equilibrio, escrupulosidad, síntesis en la descripción, rapidez en el reflejo de la realidad y fidelidad al acontecimiento (José María Muñoz, 1982) propios del estilo sudamericano. Desde los puntos de vista léxico y sintáctico, el laconismo, los motes gráficos y cortos y la eliminación de preposiciones y artículos en las frases es lo más frecuente. Caso de Héctor del Mar desde Radio Intercontinental y la Cadena SER, que viene a mantener unos anglicismos sintácticos semejantes a los existentes en el lenguaje deportivo de México (Virgilio Moya, 1982). En los últimos tiempos, con Jorge Valdano, se ha recogido parte de la terminología en la guerra dialéctica que mantienen los seleccionadores argentinos Menotti y Bilardo en cuanto se refiere a la concepción de un fútbol más ofensivo y espectacular frente a un tipo de juego con más solidez en la defensa y buscando la eficacia. «La cátedra de Jorge Valdano» mantiene la característica línea tradicional argentina de equilibrio en el análisis y fidelidad al encuentro, pero ha introducido en la prensa deportiva española la visión técnica y táctica de los encuentros. Ha supuesto la ausencia de opiniones personales y de eslóganes (Matías Antolín, 1989) junto con la documentación de una serie de modismos y giros entroncados con revistas como «El Gráfico».

Análisis de hispanoamericanismos léxicos de fútbol (15)

achicarse (1945)

General, Rendir por debajo de las posibilidades reales.

achique de espacios (1987)

Argentinismo. Plan de juego elaborado por César Luis Menotti, basado en la reducción de espacios, cuando entrena al Atlético de Madrid.

anidar el balón (1950)

Chilenismo. Marcar gol.

anotar (1945)

General. Marcar gol.

arquero (1950)

General. Derivado a partir del anglicismo de calco semántico arco. Portero.

cancha (1930)

General. Terreno de juego.

cañonero (1974)

Argentinismo. Calco semántico formado a partir del italianismo cannonniero.

capitalizar (1973)

Hispanoamericanismo empleado con el sentido de «aprovechar». Aparece en contextos relacionados con sacar partido o resultados positivos a errores ajenos o a marcar goles.

clásico (1940)

Argentinismo. Partido de rivalidad entre dos clubes históricos o entre equipos pertenecientes a una misma ciudad o región. Alterna en España con el anglicismo derby.

clavar el aliento en la nuca (1978)

Giro argentino que sirve para designar un marcaje estrecho. A partir de este modismo en español se ha formado su equivalente hacer notar el aliento en el cogote.

concretar (1940)

General. Marcar un tanto.

chilena (1964)

General. Remate o despeje de! balón con los dos pies en el aire. Surge como sinónimo del español remate de tijera.

definir (1982)

Argentinismo. Importado por Menotti en su etapa como técnico del Fútbol Club Barce!ona. Marcar gol.

embotellar (1943)

Argentinismo. Presionar al rival sin dejarle jugar más allá del centro del campo.

evento (1945)

General. Anglicismo de calco semántico de la voz evento Acontecimiento.

hincha (1910)

Uruguayismo. Forofo, seguidor.

En los partidos que disputaba el Nacional de Montevideo, se hacía oír a lo largo del encuentro el grito «jArriba Nacional!», Se popularizó e! grito y cuando se preguntaba que quién lo emitía, se respondía que Reyes, e! que hincha los balones del club a pleno pulmón.

línea medular (1978)

Argentinismo. Línea de centro campistas de un equipo. Con frecuencia es citada como «la medular».

llevar el balón olor a red (1975)

Argentinismo. Modismo creado por Héctor del Mar.

ola (1986)

Mexicanismo. Forma de animación de! público consistente en levantarse progresivamente el público de los asientos en sentido contrario a las agujas de! reloj. Surge en el Campeonato del Mundo celebrado en México en 1986.

patear (1950)

General. Golpear con el pie.

pique (1945)

Argentinismo. Pegar al balón, metiendo la puntera debajo, para levantado por encima del adversario.

plantel (1950)

General. Plantilla de jugadores.

plata (1973)

General. Dinero. Durante buena parte de los años setenta se hizo célebre la frase de que los jugadores sudamericanos venían a «llevarse la plata».

puntero (1945)

General. De!antero.

puñal (1974)

Argentinismo. Forma con que el entrenador del Atlético de Madrid, Juan Carlos Lorenzo, designaba a sus delanteros.

semillero (1973)

Argentinismo. Sinónimo de la voz española cantera.

tangana (1945)

General. Pelea, trifulca entre jugadores.

voleo (1945)

General. Remate realizado sin que la pelota toque el suelo.

Clasificación ideológica de los hispanoamericanismos léxicos

El lenguaje especial del fútbol se estructura en tres macrocampos: el juego -en el que aparecen todos los aspectos relacionados con su desarrollo-, la sociología (relación deporte-sistema sociocultural y deporte como subsistema con organización, planificación y grupos) y la psicología.

Juego

Sistema de juego

línea medular

arquero

cañonero

puntero

puñal

Plan de juego

capitalizar

clavar el aliento en la nuca

achique de espacios

embotellar

Reglas de juego

cancha

anidar

balón con olor a red

concretar

definir

Técnicas

chilena

patear

pique

voleo

Sociología

Organización

de partidos:

clásico

evento

de equipos:

plantel

semillero

plata

de público:

hincha

ola

Psicología

Reacciones de jugadores

achicarse

tangana

Conclusiones

De los veintiocho hispanoamericanismos habituales en España, el 68% cubre huecos léxicos relacionados con el juego mientras que un 25% hace referencia a actividades organizativas y el 7% restante define momentos psicológicos. Los jugadores y entrenadores sudamericanos no sólo desarrollaron jugadas, sistemas y estrategias aplicadas en Hispanoamérica sino que también trajeron a nuestro país su particular denominación. Las causas de su aceptación residen en la novedad que supone dentro de la terminología española y el filón que supone a los periodistas para poder desarrollar sinónimos, características fundamentales para poder entender el lenguaje periodístico (Antonio Alférez, 1987). En cuanto a la cronología de la entrada de términos hispanoamericanos cabe reseñar dos etapas: 1) los años cuarenta y cincuenta con el apogeo del nacionalismo lingüístico español, y la consiguiente necesidad de encontrar soluciones pertenecientes a una misma lengua histórica y 2) los años setenta y ochenta, con la creación del «estilo juvenil» y la renovación de los códigos expresivos. La incorporación de estos hispanoamericanismos al DRAE se produce a partir de la edición de 1956.

A lo largo de este proceso ha habido algunos términos ocasionales que no han logrado sobrevivir a este último decenio de renovación lingüística. Es el caso de vocablos importados por futbolistas argentinos procedentes de Mar del Plata, tales como: borbollón («barullo»), focú («gafe»), jopeada («hacer el sornbrero»), guinda, globa («balón), hinchún («hincha»), tiro de emboquillada («en parábola»), chiquita, moña («regate en corto»), golero («portero»), cachetear el balón («golpear»)… La causa de esta no asimilación quizá se debe a que «el idioma -como señala Seco (16)- tiene un robusto aparato digestivo que retiene solamente aquello que de verdad es útil a los hablantes».

Notas

(1) Cf. J. BLATTER, Marca, 26 de abril de 1987.

(2) Cf Marca, 27 de julio de 1946. Es la única vez a lo largo del periodismo deportivo español en que un tema lingüístico ocupa la portada de un periódico.

(3) La autorización para la libre contratación de jugadores extranjeros se comunica a la Real Federación Española de Fútbol mediante la Circular de 26 de mayo de 1973 de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes.

(4) La libre contratación de extranjeros en el fútbol español trajo como consecuencia la llegada masiva de jugadores sudamericanos. Algunos de ellos para contar con la nacionalidad española y poder jugar en calidad de oriundos -sin ocupar plaza de extranjero-, no tenían toda su documentación en regla. Estos falsos oriundos fueron denunciados por el Athletic Club de Bilbao y la Real Sociedad, resolviéndose sus problemas legales con la amnistía de 1977.

(5) Cf. J.P. MARTÍNEZ, Don Balón, 692.

(6) Los convenios entre los diarios «As» (Madrid) y «L’Équipe» se firmaron el 6 de diciembre de 1967.

(7)  Pedro Rico, redactor jefe de «Excelsior» -el primer diario deportivo de España-, refleja la ausencia de un modelo español de hacer las crónicas, motivo por el que hasta la Guerra Civil la influencia francesa dominará el periodismo deportivo diario tanto de Cataluña como del País Vasco. El lenguaje y el léxico de los deportes aparece plagado de extranjerismos (Oroz, 1927). Vargas Llosa (1982) escribió un elogio de las críticas a las que consideraba literatura en el momento en que se alejaban de emitir contenidos realistas, comente que enlaza con el modelo francés y que es altamente explotado en el periodismo sudamericano. Cf. F. ÁLVAREZ, «Jesús Castañón Rodríguez (Las crónicas futbolísticas pueden ser literatura)».

(8) Díaz Rangel y J. Figueroa son junto a Briceño Jáuregui los principales estudiosos de la evolución del léxico en el fútbol colombiano y la especial influencia argentina.

(9) En un especial dedicado a la lengua española por la revista «Cambio 16», se hace una mención especial al tratamiento recibido por el lenguaje futbolístico en Colombia. La coordinación entre entidades lingüísticas y deportivas ha obtenido unos esplendorosos resultados que no se han podido lograr en Otros países de la comunidad hispanoamericana. Este especial coordinado por Daniel Samper recibió el Premio Quinto Centenario de Periodismo, en la edición de 1988.

(10) El encuentro se celebró en la Universidad de Salamanca en unas jornadas sobre la unidad del idioma en los medios de comunicación, patrocinadas por el canal mexicano Televisa.

(11) Parte expositiva de la Orden de 16 de mayo de 1940 del Ministerio de la Gobernación.

(12) Cf. J. CASTAÑON RODRÍGUEZ, 1987, El problema de los extranjerismos en el Nuevo Estado: 1936-1975 y Batallas lingüísticas del Sporting.

(13) Cf. JESÚS CASTAÑON RODRÍGUEZ, Anglicismos del fútbol en «Marca» (1938-1986).

(14) Cf. A. MERCÉ VARELA, Los goles del Mundial, págs. 140-158.

(15) Los criterios empleados para la clasificación han sido: lematización alfabética, fecha de aparición en la prensa deportiva española, entre paréntesis, procedencia del hispanoamericanismo (general si su uso se da en toda Hispanoamérica o específico de algún país) y definición.

(16) M. SECO, «El léxico de hoy» pág. 201.

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