Julio Cortázar y el deporte: el juego y la responsabilidad ante el destino
Por Jesús Castañón RodríguezJulio Cortázar y el deporte: el juego y la responsabilidad ante el destino
Jesús Castañón Rodríguez
En 2014 se celebra el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, uno de los grandes autores de la narrativa del siglo XX.
Destacó por la renovación de técnicas y formas de presentar el orden de los hechos y por conceder una gran importancia al humor, la música y el juego en sus escritos. Este componente lúdico constituía una forma de riqueza de la expresión y un nuevo enfoque para dar forma a la intuición de la realidad, según explicó en clases de literatura que impartió en la Universidad de Berkeley.
Perfil deportivo
Su perfil deportivo acogió aficiones que se vieron condicionadas por la responsabilidad ante el destino y la picardía en el juego para avanzar hacia otros ámbitos.
Como consecuencia del primer principio, Julio Cortázar demostró falta de interés por los deportes colectivos, al considerar que en ellos se diluía la responsabilidad de los actos individuales. Razón por la que en diversas entrevistas declaró su menor interés por el béisbol, el rugby y el fútbol, aunque se declaró hincha de Banfield, y centró su preferencia por deportes que enfrentaban dos destinos individuales el uno contra el otro, caso del tenis y el boxeo.
Y el segundo principio, hizo que el autor presentara, entre 1956 y 1982, diversas situaciones deportivas relacionadas con el ajedrez, el automovilismo, el boxeo, el ciclismo y el fútbol, para acabar llegando a otros ámbitos sociales con una nueva mirada.
Las referencias al ajedrez son empleadas en “Del sentimiento de no estar del todo” para ejemplificar la lucha entre el hombre y el niño que, mediante el juego, descoloca el orden tradicional para acabar llegando a otro nuevo.
El automovilismo aparece en “Lucas, su patrioterismo” con el uso de referencias al piloto de fórmula 1 Juan Manuel Fangio como juego dialéctico para marcar la superioridad de Argentina en una conversación.
El ciclismo se registra en “Ciclismo en Grignan” como un juego para la picardía orientada hacia el erotismo.
El fútbol sirve como elemento para expresar los recuerdos adolescentes o del pasado, según ocurre al ambientar las conversaciones de personajes como Oliveira y Remorino en Rayuela, y para explicar diversas ideas en La vuelta al día en ochenta mundos, como la permanente búsqueda de una forma de expresión gracias a la improvisación y la suficiencia.
El boxeo acaparó su atención a lo largo de toda su vida, como escritor, locutor radiofónico y cronista especializado. Lo concibió como un espectáculo estético al que aplicar una nueva mirada artística y compartió con el automovilismo, en “Lucas, su patrioterismo”, su empleo como recurso para la confrontación dialéctica a la hora de mostrar la superioridad de Argentina gracias a referencias sobre Firpo, Suárez y Monzón.
Aportó tres aspectos. En primer lugar, la conversión de una afición infantil en una mirada artística, más allá de la violencia. Cortázar asistió como espectador de combates al estadio de Luna Park con un libro bajo el brazo y admiró las cualidades pugilísticas de los estadounidenses Sugar Ray Robinson y Cassius Clay y los argentinos Luis Ángel Firpo, Nicolino Locche, Carlos Monzón, Justo Suárez y Juan Yepes. Consideró el pugilismo como forma elevada del arte entre dos personas y acto de responsabilidad ante el destino, según escribió en “El noble arte”. Mostró su predilección por la técnica, la danza del púgil y, sobre todo, por la habilidad para llegar a vencer siendo más débil. Son unas claves que aparecen ejemplificadas en “Descripción de un combate o a buen entendedor”, relato sobre el combate de regreso de Juan Yepes en el Luna Park en el que muestra el silencio admirativo roto por no hacer una pelea como fino estilista y recibir un duro castigo hasta caer fulminado sobre el cuadrilátero.
En segundo lugar, el relato de la estética de la derrota deportiva de Argentina ante Estados Unidos, con el recuerdo del combate de 1923 entre Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey en La vuelta al día en ochenta mundos, así como de la figura del brillante y simpático Justo Suárez en “Torito”.
Y en tercer lugar, el uso del deporte como elemento para ambientar otras historias de carácter dramático o alegórico. Es el caso del recuerdo de la pelea entre Carlos Monzón y José «Mantequilla» Nápoles en París para narrar la historia de tema político y policial recogida en el cuento La noche de Mantequilla.
Según expuso en el prólogo de Historias de Cronopios y de Famas, Cortázar fue locutor en París en 1951. Desempeñó la función de traductor de Actualidades Francesas para las radios de América Latina y se encargó de la transmisión radiofónica de un combate para Argentina y México.
Y como periodista escribió la crónica del combate entre Miguel Angel Castellini y Doc Holliday que publicó el semanario El Gráfico el 10 de abril de 1973. En ella destacó la necesidad de la alegría para dar belleza al boxeo y la obligación de la celebración y el festejo para que el deporte llegue a ser un espectáculo estético.
Epílogo
En los escritos deportivos de Julio Cortázar están presentes diversas angustias personales y la huida a golpes de la confusión generada por la vida moderna hasta encontrar vías de esperanza, una idea del siglo XX también presente en actores del cine mudo como Charles Chaplin y Buster Keaton.
Halló en el deporte un elemento útil para encontrar una nueva expresión literaria a la hora de ambientar recuerdos del pasado, construir metáforas basadas en la vida cotidiana y condensar emociones con intensidad.
Referencias bibliográficas
Álvarez Garriga, C.: Julio Cortázar: clases de literatura, Berkeley, 1980. Madrid: Alfaguara, 2013.
Cortázar, J.: Rayuela. Buenos Aires: Sudamericana, 1963.
– “Torito”, Ceremonias. Barcelona: Seix Barral, 1968.
– La vuelta al día en ochenta mundos. México DF: Siglo XXI, 1967.
– “El noble arte”, La vuelta al día en ochenta mundos. México DF: Siglo XXI, 1967.
– “Lucas, su patrioterismo”, Un tal Lucas. Madrid: Afaguara, 1979
– “La noche de Mantequilla”, Alguien que anda por ahí. Madrid: Afaguara, 1977.
– “Segundo viaje”, Deshoras. Madrid: Afaguara, 1982.
– “Un triunfo con algunas nubes”, El Gráfico, Buenos Aires, 10 de abril de 1973.
– “Prólogo”, Historia de Cronopios y de Famas. Buenos Aires: Minotauro, 1962.
– “Descripción de un combate o a buen entendedor”, Último round. México DF: Siglo XXI, 1969.
– “Ciclismo en Grignan”, Último round. México DF: Siglo XXI, 1969.
Crespo, A. L. (Compilador): Confieso que he vivido y otras entrevistas. Buenos Aires: LC Editor, 1995.
“Escrito en el ring”, Olé, Buenos Aires, 26 de agosto de 2000.
Morales, E.: “Julio Cortázar, el boxeo, la realidad y la fantasía”, Izquierdazo, México, 28 de junio de 2013.
Parrottino, R.: “Julio Cortázar, historia de puños y de letras”, El Gráfico, Buenos Aires, 12 de febrero de 2009.
Risco, A. M.: “Variaciones del «juego profundo»: Torito y Segundos afuera”, Revista Borradores, VIII-IX, Universidad Nacional de Río Cuarto, 2008, pp. 1-17.
Trilla, A.: “Cortázar: el boxeo y el jazz, dos pasiones de cronopios”, Madrid, 1983.