Cabecera de Idioma y Deporte
9 de octubre de 2006

Palabras en juego

Por Jesús Castañón Rodríguez

Chigre

Del 12 al 16 de octubre se celebra el mundial de soling en Anápolis (Estados Unidos), una modalidad de vela en la que compiten embarcaciones con las siguientes características; 8,2 metros de eslora, 1,9 metros de manga, 1.035 kilos de peso, 21,6 metros cuadrados de superficie vélica y tres tripulantes.

Es una ocasión para desplegar las velas de la embarcación, disfrutar de la audacia de los vientos y reconocer sus diferentes tipos en función de su velocidad: «aparente» al ser resultado de combinar velocidad del barco y viento real, «aumentando» cuando crece en fuerza, «dominante» al ser más frecuente en un sitio, «duro» cuando llega a fuerza 8, «entablado» cuando es regular en fuerza, «favorable» si permite la correcta navegación, «fresco» al alcanzar la fuerza 6, «muy duro» si tiene fuerza 9, «real» al ser el verdadero en fuerza y dirección…

Y también, para descubrir nombres curiosos de velas como el «foque» o la «mesana» y, sobre todo, para fijarse en sus detalles: la «baluma» o borde de fuga, el «embolsamiento» o parte cóncava, la «faja de rizo» o elementos para reducir su superficie, los «matafiones» o cabos que sujetan la parte sobrante de una vela al reducirse, el «ollao» o agujero de bordes reforzados, el «pujamen» o parte inferior…

Y, por supuesto, el «chigre», ese tornillo de pequeño tamaño utilizado para tensar los cabos que izan o sujetan una vela, es decir, las «drizas» y «escotas», respectivamente.

Desde la labor de José García-Sol en la fundación del Real Club Astur de Regatas en Gijón en 1911, a imitación de otros puertos de la costa del Cantábrico, a los recientes éxitos del regatista José Luis Palacio González, la historia de la vela asturiana está llena de momentos brillantes.

La temporada en que se celebrará la Copa América en Valencia aumente sus conocimientos de la proa, la popa, babor y estribor. Y si llega a casa mareado por la noche, tras superar el «borreguillo» o espuma de olas, ya tiene excusa: viene del «chigre».

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 9 de octubre de 2006.