Palabras en juego
Le falta una pierna
Con la profesionalización del deporte, se han ido desarrollando nuevas especialidades cuyo lenguaje va ganando espacio en los medios. Una de las más destacadas es la medicina deportiva. Ha traspasado los límites de su ámbito para mostrar cuestiones relacionadas con deporte y salud, clínicas especializadas e investigación para mejorar el rendimiento.
Su callada labor diaria en favor de la prevención y la traumatología no es muy conocida por el gran público ya que, en condiciones normales, el médico sólo aparece en segundo plano para ilustrar informaciones sobre el control de las aptitudes físicas al inicio de la temporada o para dar el parte médico con las correspondientes «artroscopias, ecografías, resonancias magnéticas, isquiotibiales, roturas, distensiones, sobrecargas»…
Sin embargo, alcanza protagonismo en situaciones excepcionales. Es el caso de las dificultades del dopaje o la necesidad de mayor tiempo del esperado en una recuperación de lesiones profesionales. Y, sobre todo de las actuaciones brillantes dentro de la cancha para resolver casos de peligro de muerte todavía en la retina de los aficionados como ocurrió con el españolista Óscar o el atlético Aguilera.
Uno de los aspectos más llamativos son las emotivas puestas en escena en ruedas de prensa que informan de problemas médicos de carácter más personales. Muchos recordarán cómo se hicieron públicos casos de ansiedad o cáncer protagonizados por el Mono Burgos, Molina, Zubero o Iván Campo.
Entre el médico y los medios de comunicación se juega entonces un curioso partido en el que media el jefe de prensa: el interés por el proceso seguido frente al resultado final, el razonamiento frente a las emociones y anécdotas, la explicación frente a su adaptación con opiniones, la complejidad del caso frente al resumen de sus principales datos…
Y los tecnicismos pegan brincos como en el gag de Cruz y Raya que recreaba la solemnidad de una rueda de prensa para informar sobre la situación de Federico Tornices. El jugador del Pudrecolchones C.F. llevaba tres años de baja y tras realizarle «pruebas isocinéticas», «estudios con técnicas de imagen» y «una resonancia magnética nuclear», los especialistas llegaron a una conclusión: «le faltaba una pierna».
Publicado en La Nueva España, Oviedo, 24 de abril de 2006.