Cabecera de Idioma y Deporte
15 de abril de 2006

El idioma español en la prensa deportiva

Por Jesús Castañón Rodríguez

El idioma español en la prensa deportiva

Jesús Castañón Rodríguez (*)

(*) Texto de la conferencia pronunciada el 15 de febrero de 2006 en el Salón de Actos del BBVA de Valladolid, en el acto organizado por la Fundación del Español Urgente.

1. Introducción

En los siglos XIX y XX, el deporte ha sido un elemento para definir la historia contemporánea. Ha logrado el ascenso de los niveles de cultura y de civilización de los pueblos y se ha convertido en una industria del ocio y una necesidad social.

Poco a poco, ha saltado de sus canchas y lugares a las avenidas y las calles de forma apasionada. Ha sido capaz de incorporarse reflexivamente a ámbitos de información e investigación científica especializada.

Y gracias al trabajo anónimo de muchas generaciones, ha ensanchado las posibilidades expresivas del idioma creando un ámbito de observación especial por parte de las instituciones lingüísticas al acoger las tendencias más novedosas del estado actual del lenguaje.

El crecimiento de su audiencia ha convertido al deporte en una industria del ocio orientada hacia el criterio de la rentabilidad económica, la publicidad y la comercialización. En España, ocupa los programas de televisión más vistos del año, está entre los más escuchados de la radio, es el principal sector de inversión publicitaria en televisión y, sólo en prensa escrita, ha tenido un incremento del 58% en la última década del siglo XX.

2. Los periodistas deportivos y el idioma

En estos siglos, las formas de hablar y escribir de deportes han atendido a la lírica de los sentimientos, la épica del esfuerzo en la conquista de nuevas hazañas y la dramática de las situaciones en conflicto. Han fijado las gestas en las retinas de los aficionados, las han detenido en el tiempo de la memoria y han transformado los instantes mágicos de una genialidad en una estatua fluida, mientras siguen los tiempos y los deportistas en su imparable discurrir.

Sus expresiones han saltado los límites del recinto deportivo para desparramarse por calles y avenidas en un juego artístico de emoción social en el que han participado, sin exclusiones, la alegría de las tribunas, la pasión de los deportistas, el talento de los escritores, la reflexión de los pensadores…

Actualmente, el deporte se difunde como un espectáculo y una fiesta social a la conquista de un sueño para ser vividos en el clamor y en una pasión inexplicable capaces de dejar huellas imborrables.

Desarrolla una dinámica de lo impensado y un juego de talento con la grada que combina elementos de la industria del ocio y el consumo. Se convierte en una zona de espontaneidad y expresividad capaz de aliarse con otras manifestaciones artísticas.

La redacción deportiva aplica leyes psicológicas que transforma la información en conocimiento mediante lenguajes figurados, crea productos para impactar y seducir, esquematiza el acontecimiento, dramatiza los personajes, cuenta con una variación cíclica del interés, tiene en cuenta elementos de consumo de otros espectáculos o movimientos socio- culturales y da preferencia a la oralización del lenguaje y su registro coloquial.

En este marco, el periodista deportivo se ha convertido en un héroe contemporáneo que transforma el énfasis y la pasión del campo deportivo en magia cultural, y además busca el diapasón de las emociones de los aficionados hasta estallar en un mundo de ilusión y arte capaz de atraer el favor del público en estaciones, aeropuertos, fuentes y plazas.

En España, desde 1924, todos los días ha dado a conocer la aventura de las palabras en movimiento: la imitación de situaciones de la naturaleza, el viaje cultural por tierras remotas en el origen de los términos, el relato de situaciones curiosas en las que se crean vocablos y la historia de personajes famosos o anónimos que han acuñado expresiones gracias a su fantasía y esfuerzo.

Ha familiarizado términos de deportes olímpicos, deporte para discapacitados, deporte rural, deporte extremo, etc. hasta llevarlos desde los recintos deportivos a las calles y la vida cotidiana.

Acusaciones generales
Esta espléndida tarea, sin embargo, se ha visto caracterizada más por sus problemas que por sus aciertos. Y no ha favorecido al lenguaje periodístico del deporte alguna actitud de una pequeña parte del periodismo especializado tendente a observar con desdén cualquier mejora idiomática alegando que sus formas de expresión no necesitan tanta precisión como en otros ámbitos.

El lenguaje periodístico del deporte, todavía en formación, se halla en una situación que para algunos plantea dudas sobre su responsabilidad especial en el fomento del uso correcto.

Se le ha acusado de: difícil asepsia intelectual, excesiva subjetividad, tendencia a la opinión, un uso que se desvía de la norma común, la inflación de extranjerismos y tópicos, la proliferación de terminología bélica y la consideración de un ámbito de torpezas gramaticales e incorrecciones que da patadas a los diccionarios.

Y a pesar de algunas sombras ciertas, ha creado una imagen de la actualidad empleando una norma estándar de comunicación que ha seguido sólo cuatro de los once criterios tradicionales de corrección lingüística: el uso general moderno, la frecuencia de uso, la necesidad y el sentimiento lingüístico.

La mejora del uso correcto
En este nuevo siglo ya es hora de reconocer también la labor, que ha desarrollado el propio periodismo especializado para mejorar el uso correcto, y que muchas veces ha pasado desapercibida.

En el primer tercio del siglo XX, el deporte se incorporó al mundo informativo como una de las manifestaciones de los cambios modernos y la vida internacional. Tiempo en el que realizaron una labor pionera los diarios El Debate y La Veu de Catalunya.

El primero, bajo la dirección del Cardenal Herrera Oria, incorporó el periodismo especializado a los diarios de información general y, a pesar de criticar sus expresiones como «galimatías antiestético y jerigonza exótica», empleaba el deporte como ejercicio para aprender a redactar periodísticamente de forma que las noticias no sólo fueran aptas para entendidos en jerga y fueran capaces de captar el interés con una presentación tipográfica especial. El segundo, acogió la labor de los promotores de la primera candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos de verano y entre sus aportaciones se encuentra la participación en la colección de libros Biblioteca Los Sports para difundir el deporte con una terminología en español que sustituía buena parte de palabras extranjeras.

Tras la Guerra Civil la Escuela Oficial de Periodismo resaltó la importancia de la confección y la titulación como complemento en la expresividad de la redacción, los directivos de diarios crearon repertorios léxicos de vocabulario técnico y jerga con enciclopedias y trabajos en los que participan Acisclo Karag, José Luis Lasplazas, Juan José Castillo y Joaquim Maria Puyal y también se solicita la elaboración de un vocabulario común a propuesta del diario madrileño Ya.

Desde 1976, se hacen habituales las reflexiones sobre el lenguaje deportivo con intervenciones, entre otros, de Matías Prats Cañete, Julián García Candau, Álex Grijelmo, Chema Forte… o con secciones habituales como «Palabras mayores» en la web Basketconfidencial.com dirigida por Paco Rengel. Los directivos de diarios siguen recopilando vocabulario, como Alfredo Relaño. Y aparecen los libros de estilo que incluirán orientaciones desde las publicaciones destinadas a la información general, para desde 1992, dar lugar a materiales especializados a cargo de la Agencia Efe, el diario El Mundo Deportivo, el área de deportes de Televisión Española y los autores andaluces José Luis Rojas y Antonia Ordoño para agencias de noticias, prensa escrita, periodismo audiovisual y la alta competición de Juegos Olímpicos de verano y Juegos del Mediterráneo.

Por su continuidad en esta tarea ha destacado el Departamento de Español Urgente. Entre 1980 y 2005 unificó criterios lingüísticos entre España y América, combatió la invasión de extranjerismos, adoptó criterios para la transcripción al español de los nombres procedentes de lenguas con alfabetos no latinos y solucionó problemas idiomáticos en la redacción de las noticias.

Su historia deportiva ha abarcado cinco líneas de actuación. Su primera intervención fue en 1982, para establecer la transcripción de los nombres árabes al alfabeto latino según la fonética inglesa (países de Oriente Próximo) o francesa (países del Magreb) de los jugadores de las selecciones de Kuwait y Argelia durante la Copa del Mundo. Continuó en 1988, con informe sobre la calidad lingüística y las principales dudas y errores aparecidos en las noticias transmitidas durante los Juegos Olímpicos de verano celebrados en Seúl.

Desde 1990, organizó congresos generales y específicos sobre el idioma en las agencias de prensa, para abordar cuestiones sobre neologismos necesarios y desarrolló una experiencia olímpica en el congreso internacional titulado «El idioma español en el deporte», en el que participaron periodistas deportivos, lingüistas y deportistas de América y España,. Su resultado fue el libro El idioma español en el deporte: Guía práctica, que registró los términos que pudiesen ofrecer alguna dificultad a los redactores de noticias y se distribuyó entre todos los periodistas hispanohablantes enviados a cubrir la información de los Juegos.

Tras este acontecimiento, la ocupación en el fomento del buen uso del lenguaje del deporte ha sido una constante en todas sus publicaciones de carácter general como: Manual de Español Urgente, Vademécum de Español Urgente, Diccionario de Español Urgente y las experiencias digitales de la web de Fundéu o el foro de debate «Apuntes».

3. Algunos rasgos actuales

El periodista deportivo trabaja instalado en una dinámica de lo imprevisto en la que debe relatar hechos con análisis múltiples, opinión y estadísticas. Atiende a la información, creación de ambiente y explotación de emociones. Vive en la prisa como tiempo de trabajo. Convierte en palabras en una sola frase las múltiples acciones que ocurren en el lanzamiento de una falta con un balón que sale lanzado a 120 kilómetros por hora, los adelantamientos a 360 kilómetros por hora de la fórmula 1, el sufrimiento en las rampas de los puertos rompepiernas de los Alpes o los Pirineos… Resume en expresiones un hecho deportivo y un estado de ánimo para un rápido consumo.

Siempre conviene tener presente la rapidez de reflejos mentales que exige el discurrir de los acontecimientos deportivos con declaraciones de deportistas, relatos de locutores, charlas de los comentaristas. Y cómo es posible un uso decoroso del lenguaje, que es directamente proporcional a la capacidad de transformar en palabras imágenes, como en aquella situación que llevó a Matías Prats a corregir el relato de un compañero radiofónico. La cadena «Fallo garrafal de Grifa que, sólo ante el portero, recibe el balón y a pesar de todo consiguió gol» pasó a ser un amable «el defensa central, haciendo un supino esfuerzo, alargó su pierna derecha con ímpetu, pero la punta del borceguí no pudo coincidir con la parábola que describía el esférico. A pesar de dicha contrariedad, consiguió elevar el tanteador».

El periodismo deportivo ha creado nuevos lenguajes para comercializar con eficacia el espectáculo deportivo y atraer inversiones publicitarias mediante una norma estándar de comunicación que combina técnicas propias de los lenguajes deportivo, periodístico, publicitario y literario.

Es una estrategia de ilusión que sintetiza el ambiente de la práctica deportiva y la emoción que produce en sus espectadores. Se convierte en un incansable juego de fantasía que genera imaginarios apoyados por el favor del público, concentra el pensamiento colectivo de los pueblos y es una ocasión para producir arte.

Las críticas que reciben los usos del lenguaje periodístico del deporte, ha tenido otra cara de la moneda pues ha servido para convertirlo en un ámbito de observación de las tendencias más actuales del idioma para avizorar su rumbo inmediato. Se suelen concentrar en las formas lingüísticas empleadas en el deporte-espectáculo ya que se produce un desbordamiento del uso normativo para crear efectos en la sonoridad, la escritura y la combinación de significados.

En los aspectos fónicos, llaman la atención algunas cuestiones. El tratamiento de los nombres de deportistas ha optado por adoptar soluciones populares en vez de seguir las transcripciones, en los casos más difíciles. Así, el yugoslavo jugador bético Hadzibegic se volvió «Pepe», el ruso guardameta sevillista Rinat Dasaev mutó en «Rafaé» o el japonés delantero del Real Valladolid Hosi Jo pasó a «Josillo». Y también se produjo con el fichaje del rumano Gica Hagi por el Real Madrid, convertido en «el Maradona de los Cárpatos» o el reciente caso del croata Nenad Mirosavljevic como» Mortadelo», con la solicitud de club andaluz de que se le respete el nombre deportivo.

Las formas de escritura han incorporado criterios de diseño gráfico, como marcas y animación que permiten juegos artísticos que integran el texto en las imágenes, el uso de colores para fijar la atención y la creación de titulares con varios ritmos de lectura y nuevos sentidos.

Los relatos audiovisuales han creado una fonoestilística particular para recrear temblores, rugidos, vibraciones, trayectorias… a partir de r, f, s, z, u, i. Se alargan vocales y consonantes. Se habla con el mayor número de palabras en el menor espacio de tiempo posible, en una tendencia que introdujeron los hombres-metralleta argentinos. Se juega con variedad de entonaciones que suben y bajan sus curvas y modulaciones para hacer latir el corazón al compás las emociones. Se emplean diferentes timbres de voz, con contrastes. Y en los momentos más destacados de las competiciones se pone en marcha una intensidad a pleno pulmón para saludar al sueño que se acaba de conquistar.

Este estilo de animación ha logrado extenderse a la publicidad hasta integrar la publicidad en los contenidos radiofónicos y recibir por ello el animador de «Carrusel deportivo», Pepe Domingo Castaño, el Premio Ondas a la mejor creatividad en patrocinio, jingle, mención, promoción, concurso u otro formato original.

Un aspecto más clásico tiene que ver con la interminable tarea de hispanizar los neologismos necesarios. En los últimos tiempos han surgido actividades a partir de los moldes de las tartas de manzana como el freesbee y de las tablas de planchar como el extreme ironing que han conquistado playas y todo tipo de espacios inverosímiles.

Y se vienen imponiendo nuevas actividades que combinan varias actividades deportivas y aprovechan superficies hinchables, como son los casos del airboard para descender las laderas nevadas en una colchoneta de aire como si fuera el skeleton y del slamball al cruzar el fútbol americano con el baloncesto.

Recientemente, en septiembre de 2005, ha llegado a Andalucía una actividad que surgió entre la roca de Gibraltar y el puerto de Amberes: bossaball. Combina fútbol, voleibol, gimnasia y capoeria en un terreno formado por colchones hinchables y camas elásticas que es dividido en dos campos por una red. Enfrenta a dos equipos que compiten en varias mangas de 30 puntos con un limíte de hasta ocho toques seguidos para poder pasar el balón al campo contrario. Cuenta con un entorno de árbitros, que traen música y diversión para el público, para extender la unión de música y deporte a toda la competición, y no sólo como pasaba hasta ahora en la publicidad y en los grandes momentos de triunfo.

Su extensión ha llegado en actos comerciales patrocinados, en competiciones en la playa, en festivales musicales, en ferias de ayuntamientos y en los juegos extraescolares que organizan los Patronatos Municipales de Deportes.

Este año se exhibe en el Campeonato Mundial de Cama Elástica, organizado por la Federación Internacional de Gimnasia, y tiene firmados contratos de lanzamiento en China, Australia y Brasil.
Lo curioso de su denominación es la formación a partir del estilo musical brasileño de la Bossa Nova y el ball que hace referencia a la pelota que se pone en juego. Intenta sintetizar la práctica del deporte en las playas brasileñas con su apasionada forma de ver de los aficionados mientras escuchan música de fondo.

El nivel gramatical presenta algunas particularidades: el uso arcaizante de tiempos verbales, la confusión entre la transitividad y la intransitividad de los verbos, la eliminación de artículos y de pronombres reflexivos enclíticos dando lugar a verbos intransitivos (entrenar, calentar, alinear), el cambio del significado gramatical de las preposiciones (de, sobre), la creatividad léxica para formar palabras y el análisis de locuciones como en detrimento (‘con menoscabo’), sin paliativos (‘contundente’), de cara a (para, con vistas a)…

Una de las últimas muestras de creatividad ha tenido lugar en las competiciones de Freestyle Motocross que se vienen celebrando en las plazas de toros desde principios del siglo XXI. Los motoristas, que reciben el nombre de «X-Fighters» (Guerreros extremos), son recibidos entre sones de clarines, siguen la estela de un jinete de rejones mientras la moto va a rebufo de la cola del caballo, salen a hombros de los aficionados tras su brillante actuación y reciben el cariño del público que hace flamear sus pañuelos desde el tendido. Toman impulso desde la puerta grande y las puertas de toriles, arrastre, chiqueros y cuadrillas para elevarse hasta el cielo por varias rampas y realizar diversas figuras. Este ambiente ha hecho que en alguna crónica se haya podido registrar el término «motorero».

En el nivel léxico, el lenguaje periodístico del deporte ha recibido acusaciones de: recoger abusos y errores lingüísticos como consecuencia de la laxitud -alante (adelante), histórico (memorable), señalizar (señalar)-; promover creaciones léxicas que generan disparates (cocolista, ‘penúltimo en una clasificación’) o producen sinónimos inventados (zapatazo para competir con chutazo o cañonazo); crear lenguajes de moda como denominar un centro chut del delantero barcelonista Goicoechea como TALGO (tiro alto y largo de Goico) o chafún a la simulación de una caída en el área.
Más crítica ha recibido el uso de calcos semánticos que simplifican conceptos y eliminan matices -finalizar (acabar, terminar, concluir), veracidad (por credibilidad, crédito), perdonar (fallar) o vendeta (desquite)- o la creación de anglicismos de fantasía (footing, recordwoman o puenting, que el Diccionario Panhispánico de Dudas recomienda sustituir por puentismo).

Y últimamente, se ha caracterizado al idioma del deporte en los medios de comunicación como un ámbito de tópicos o fórmulas retóricas que se emplean con frecuencia y son poco novedosas por ser comunes y sabidas. Aunque son criticables los tópicos cuando su abuso responde a la inercia de expresarse con poco interés mediante un número reducido de palabras, no cuando una forma se vuelve muy conocida gracias a su capacidad de expresar situaciones especiales en pocos términos, como sucedió con aquellos balones que pasaban «junto a la cepa del poste» en la década de los cuarenta del siglo XX o más recientemente con el «gol matrix», con que se saludan los goles de volea con rectificado en el aire que practica Fernando Torres.

En el lado bueno de la balanza se ha destacado su capacidad creativa para formar nuevas expresiones desde cero -como el caso de la raqueta inteligente, que realiza una descarga en el golpeo de la bola-, para aplicar la fantasía de los países de América con un intercambio libre de formas -bicicletas o las colas de vaca- o usar de forma constante figuras retóricas para conseguir la vivencia social apasionada con gran expresividad: elusiones para evitar repeticiones, antonomasias, pleonasmos, hipérboles, énfasis, metáforas osadas…

En el uso de lenguajes figurados la redacción deportiva tiende a eliminar la terminología técnica de los deportes para dar paso a una seducción que favorece la fiesta social del deporte a la hora de crear mitos y emociones en un populismo lingüístico. Se describen los acontecimientos deportivos con libertad literaria y sentido del humor incluyendo en sus relatos referencias culturales del momento: el refranero, el cine, los programas de éxito de la televisión, el automovilismo…

Surge a ojos de los no aficionados, una terminología opaca que en el fondo es una transformación un tanto quijotesca en aras de una mayor comprensión. Así donde hay personal sanitario que hace un control antidopaje, el periodista ve un «vampiro»; una bicicleta aerodinámica para la contrarreloj pasa a «cabra»; un tapón del baloncesto a «sombrero»; una zona se vuelve «bombilla», un escalador colombiano es un «escarabajo», un cartel reversible del automovilismo se transforma en «chupete»; un delantero se vuelve un «puñal» y si juega sólo en punta en «abrelatas», si mete un tanto en Bilbao será cantado en la radio como «bacalao» o gracias al prestigio de las entidades comerciales ya no hay grandes jugadores o motores de un equipo pues en estas últimas temporadas se han reconvertido en «jugador franquicia».

Para sintetizar estados de ánimo, clasificar la experiencia vivida y crear opiniones es frecuente encontrar titulares y crónicas que aplican técnicas de modificación de discurso repetido a partir de unidades de lengua coloquial o basadas en títulos de formas culturales de éxito social.

Si Induráin va a toda velocidad en un entrenamiento para una etapa contrarreloj se vuelve Mi primo el de Zumosol, si Guti tiene una buena actuación aparece a los ojos de los lectores como Daguti! y la victoria de Argentina sobre Inglaterra en la Copa del Mundo de 1986 se resume en un expresivo No llores por mí, Inglaterra.

¿Y qué ocurre con los extranjerismos de las denominaciones todo tipo de deportes y sus lances? Los éxitos continuados, su efecto de llamada a nuevos practicantes y la extensión de esas actividades le harán girar el cuello como a los espectadores del tenis durante el siglo XX. El inglés y el español disputaron un bonito «match»/»partido». Desde el fondo de la pista voló un «ace»/»saque directo», al que siguieron un «drive»/»golpe de derecha», el «passing-shot»/»golpe paralelo o golpe cruzado», o un «lob»/»globo»… hasta llegar a completar un «game»/»juego», un «set»/»manga» o llegar a un «tie break»/»muerte súbita o juego decisivo». No fue fácil, pero cuarenta años de finales en la Copa Davis/ Deivis supuso una intensa partida en la que también salió «out»/»fuera» alguna bola como «machete» como solución para sustituir al «smash».

El fútbol, el boxeo, el tenis… y ahora el automovilismo vienen a demostrar que la mayor extensión de la afición a un deporte ayuda al desarrollo de términos en español.

4. Los nuevos tiempos

La alianza entre deporte, cultura y comunicación, favorecida por las instituciones deportivas desde 1994 ha dado paso a un proceso nuevo.

Se está produciendo una convergencia de lingüistas, periodistas y deportistas en la que se combinan actividades culturales, investigación y una nueva dimensión educativa del idioma español del deporte en la que los profesionales aportan su visión desde cada ámbito.

Las instituciones lingüísticas han descrito el estado de lengua, con sus luces y sus sombras, en diversos encuentros académicos y científicos para mejorar el uso general del idioma. Han orientado un uso decoroso con libros de estilo para los medios de comunicación, han colaborado en la prensa deportiva tanto en el diario Marca como en el prólogo a libros de José Ramón de la Morena y han realizado comentarios sobre los excesos de la lengua-espectáculo.

Además, han llevado el lenguaje deportivo de las canchas a las instituciones, con material útil en los Juegos Olímpicos de Verano de 1992, con la reflexión constante en cursos de formación superior y con la mayor presencia de la terminología deportiva en todas sus publicaciones y bancos de datos.

En la última edición del Diccionario de la Lengua Española se registran términos de 29 disciplinas de los Juegos Olímpicos de verano e invierno y 51 deportes no olímpicos, con especial predilección por las artes marciales y los deportes de gran difusión social. Y el II Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Valladolid en 2001, se destacó la importancia de la renovación idiomática que genera el deporte al atender a los neologismos del habla común que se generalizan desde él. El idioma del deporte se ha convertido en un privilegiado observatorio de las nuevas tendencias del español más actual.

Así en la última década del siglo XX y primera del XXI, cerca de setencientas expresiones difundidas por el lenguaje periodístico del deporte se van extendiendo a otros ámbitos. Uno de ellos es el turismo activo. La última edición de FITUR ha reconocido cómo el deporte constituye un nuevo estilo de viajar para consumidores que desean vivir experiencias masivas inolvidables, descubrir nuevos sitios y acceder a lugares soñados. Y ha centrado sus posibilidades en la montaña con montañeros y esquiadores, en el agua con el surf y las actividades subacuáticas, en la caza y la pesca para buscar las piezas más exclusivas, en el golf para encontrar relajación, en las carreras populares para participar anónimamente en un espectáculo de masas y en el automovilismo y el motocilismo para vivir con un ídolo las experiencias imborrables de las competiciones en los circuitos.

Un segundo espacio es la economía, con el uso de sus expresiones y formas de hablar como elemento de persuasión en la vida empresarial a la hora de la gestión del trabajo en equipo y el liderazgo.

Y en los medios de comunicación, la presencia de términos y expresiones del lenguaje periodístico del deporte, se han convertido en un recurso para la redacción de otras áreas informativas al ser fácil de entender por los receptores y útil para el periodista a la hora de clasificar otras experiencias cuando se presenta la vida como espectáculo o una manera de competición. Es una forma de hablar y escribir que emplea que se extiende por las secciones de radio y televisión con términos de fútbol y ciclismo, por internacional con el boxeo, por economía, anuncios publicitarios, ofertas de empleo, formación empresarial… con ajedrez y por la política con el atletismo con carreras de fondo y de velocidad.

En el mundo del deporte cabe destacar la fecha de 1998, año en el que el Comité Olímpico Internacional, publica la obra Lexique olympique multilingue con informaciones en francés, inglés, alemán y español para el trabajo de periodistas, traductores e intérpretes de conferencias en su comunicación con deportistas.

Y el ámbito de la comunicación, la formación lingüística especializada del periodista encuentra paulatinamente su lugar en módulos de asignaturas de Periodismo deportivo y también en Máster y cursos de postgrado que suelen estar organizados por los medios, solos o en combinación con fundaciones deportivas, con el fin de encontrar una mayor eficacia.

Tarea en la que tendrá un sitio destacado la Fundación del Español Urgente en su afán por destacar el valor, la importancia y el prestigio internacional del español. Su capacidad de atención a todo tipo de deportes, a los que no siempre llegan los medios comerciales, y la continua reflexión sobre el idioma en los medios informativos ayudará a contar con criterios uniformes de uso y respuestas rápidas para la colectividad multirracial y variada que habla en español y que cuenta con un especial éxito no sólo en Argentina, Cuba, España y México -que han sido los países cuyas ciudades han acogido Juegos Olímpicos o han llegado al proceso final de selección de candidaturas- sino también en Estados Unidos para el consumo audiovisual en canales especializados.

5. Epílogo

En resumen, el lenguaje periodístico del deporte es una fiesta de la inteligencia, un espectáculo de emoción y elegancia, un cruce de energías creativas que rehace mundos imaginados y permite a los pueblos transformar la realidad hostil en una posibilidad de disfrutar hasta redescubrirse con ilusión. Es el triunfo de la liberación por el esfuerzo y de la gente que cree que lo mejor está siempre por ser conquistado.

El periodista hace de guía de las emociones y usa el idioma para conectar los recintos deportivos con la sociedad. Cuando lo hace con precisión, claridad e ingenio, empleando los términos adecuados para cada situación o inventándolos conforme a las leyes del idioma, alcanza una gran influencia social capaz de integrar desde el más joven hincha a Premios Nobel.