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8 de septiembre de 2010

El nacimiento de una estrella

Por Jesús Castañón Rodríguez

El nacimiento de una estrella

Especial Copa del Mundo de Fútbol 2010

Jesús Castañón Rodríguez

El 11 de julio de 2010 nació una estrella, la que se borda en la camiseta del equipo ganador de la Copa del Mundo de Fútbol. España, con su victoria ante Holanda, resaltaba la labor que realizaron Argentina, España y Uruguay de 1906 a 1929 para crear este torneo, así como las emociones de las diecinueve ediciones en las que han participado catorce selecciones nacionales de países de habla española y la organización de seis fases finales en Uruguay, Chile, México, Argentina y España.

En esta edición, el idioma español alcanzó un nivel destacado gracias a la presencia de siete equipos hispanoamericanos, de los que seis pasaron a octavos de final, cuatro alcanzaron los cuartos de final, dos llegaron a semifinales y uno disputó la final.

La Selección Española, al ritmo de la percusión y de los gritos de ánimo de Manolo el del bombo, consiguió ocho goles para la gloria gracias a cinco tantos de Villa, dos de Iniesta y uno de Puyol y rubricó con una victoria ser el combinado que completó más pases (3969), hizo más recuperaciones de balón (121) y recorrió más distancia sobre el terreno de juego (767 kilómetros).

La cancha

El desarrollo del campeonato dejó algunas curiosidades terminológicas: el copichichi para designar a David Villa como máximo realizador del torneo junto al alemán Müller, el holandés Sneijder y el uruguayo Forlán; La amarilla como denominación popular del trofeo dorado de la Copa del Mundo; el Jabulani, nombre del balón que en zulú significa «celebración» y se reconvirtió en Jobulani en la final de Johannesburgo; y la sonora vuvuzela o instrumento de plástico parecido a una trompeta que intenta imitar el barritar de los elefantes.

Y en el lenguaje periodístico se repetían con insistencia expresiones como los balones botan como conejos para hacer referencia a su desplazamiento con botes bajos, contra el mundo como locución que entraba en juego cada vez que un futbolista avanzaba en solitario y pelotazo o patapún cuando tenía lugar un despeje largo y alto sin control.

Españalandia

La recreación humorística del campeonato mundial se colaba por las promociones publicitarias del canal Cuatro gracias a juegos de palabras como «Vini, vidi, Villa» en alusión al delantero goleador que daba las victorias o «Van a perdeer» para dar ánimos ante la final contra Holanda.

El día de la final, de «el partido de nuestra vida» según el relator de Telecinco Paco González, se saludó con furor la conquista del sueño. En compañía del ex seleccionador José Antonio Camacho, el ex futbolista Guillermo Amor y el periodista José Javier Santos, Paco González contó en cincuenta segundos el pase de gol de Cesc y el remate posterior con la parte exterior del empeine derecho del centrocampista Iniesta.

La campana de emociones, que siguió a las primeras horas tras la victoria, puso en juego el tradicional mecanismo iberoamericano de proyectarse con ilusión en un futuro de esperanza. Si el diario británico The Sun titulaba «Winiesta» fusionando win (victoria) con Iniesta, las plazas españolas coreaban el eslógan Iniesta, España está de fiesta.

De la Gran Vía a la vivencia artística

Durante el campeonato, los fanfests que reunían a los aficionados ante pantallas gigantes de televisión, fueron en aumento. Y la victoria final supuso para Madrid una explosión de alegría en la que un autobús descubierto con el lema El poder de La Roja conquista el mundo tardó cuatro horas para hacer un recorrido de ocho kilómetros.

El paso por la Gran Vía, avenida que cumple su centenario, y por las estatuas de La Cibeles y Neptuno, ataviadas con la bandera, se convirtió en un histórico clamor de expresiones para envolver el patrimonio histórico con cánticos y expresiones del fútbol. Y se llegó a la ribera del río Manzanares para cantar, bailar, saludar, sonreír y contar con una huella imborrable. Los cánticos Sí, sí, sí, la copa ya está aquí y Oa, oa, oa, Iniesta a la Moncloa -el palacio presidencial- se entremezclaban con el clásico tema de Manolo Escobar Que Viva España y con canciones de Shakira, David Bisbal, José Manuel Soto y Siempre así, compuestas para el campeonato.

También tuvo un lugar destacado el humor con Carlos Latre como animador de la fiesta con el pueblo entregado hasta el delirio, en una línea de celebración que completaba las excepcionales viñetas de Gallego y Rey, en la que el balón de extrañas trayectorias dibuja la palabra España en el aire, y Neto presenta al seleccionador Del Bosque listo para dirigir la partitura de We are the champions para vuvuzelas y orquesta.

Los cuatro elementos populares

La proyección sentimental de la eclosión colectiva de euforia, orgullo nacional y mejora de la autoestima ha hecho historia contemporánea y ha ido más allá del colorido de vestimentas y de la exposición de la bandera en balcones, locales y estatuas.

Ha generado una mirada fabulada del fútbol en la que se proyecta la imagen de un país maravilloso que recurre a cuatro elementos de gran tradición en la cultura española.

Primero, la reinterpretación optimista de la realidad en la que las metáforas deportivas se han aplicado a la cancha de la política y la economía. Ha sido tiempo de juego para ideas de unión y unidad para superar dificultades, de encaje de la diversidad en momentos de tensión y de generación de expectativas para el crecimiento del Producto Interior Bruto, el turismo, el consumo y la proyección internacional de la marca España.

Segundo, se ha recurrido a superar la irracionalidad de la incertidumbre mediante la invocación de la buena suerte. Aspecto que ha ejemplificado el oráculo del tentáculo, gracias al pulpo inglés Paul, que pronosticaba los resultados de los encuentros en el acuario Sealife de Oberahausen (Alemania).

Tercero, ha estado presente la reposición de la justicia más allá de la muerte. No sólo se dedicó el triunfo a las generaciones precedentes, sino que el centrocampista del F. C. Barcelona, Andrés Iniesta, y el defensa del Real Madrid, Sergio Ramos, recordaron con emoción a Dani Jarque y Antonio Puerta, compañeros de equipo y de Selección en categorías inferiores que fallecieron de muerte súbita en plena juventud.

Y cuarto, se impuso el triunfo del amor frente a la oposición de otras fuerzas. El romance entre el portero Iker Casillas y la reportera del canal Telecinco, Sara Carbonero, que ocupó a la Asociación de la Prensa de Madrid y al diario londinense The Times en aspectos relacionados con la deontología profesional del periodismo y el eco de su presunta influencia en el rendimiento de los jugadores, dejó dos expresiones para el recuerdo del imaginario popular tras el apasionado beso que el capitán dio a su pareja durante la entrevista que realizaba: el besugol y el beso de España. Y ha generado la expresión hacerse un Iker como lenguaje de moda para destacar este ambiente de fraternidad.

Epílogo

Los jugadores, el entrenador y los diferentes estamentos de la Real Federación Española de Fútbol dedicaron la victoria a la afición y al recuerdo de los pioneros y de aquellas personas que con su sencillez, humildad y esfuerzo anónimo han trabajado en el mundo del fútbol.

La fase final de la Copa del Mundo de Fútbol en Sudáfrica ha sido una nueva ocasión para ensanchar el idioma con un desfile de palabras, con una estrella de renovadas esperanzas que surgió en cincuenta segundos y ha permitido al pueblo español tocar el cielo por primera vez.

En España se ha centrado más en una alegría popular que ha recogido elementos tradicionales ya presentes en las victorias de Argentina y Uruguay y en la que predomina una alegre mirada figurada del deporte como metáfora de la vida.