Cabecera de Idioma y Deporte
15 de noviembre de 2001

La lengua española en la Copa del Mundo de Fútbol

Por Jesús Castañón Rodríguez

La lengua española en la Copa del Mundo de Fútbol

Jesús Castañón Rodríguez

La fase final de la Copa del Mundo de Fútbol, celebrada en 1998 en Francia, ha sido la última del siglo XX. Más allá de las fronteras del gol, de los fogonazos de luz de las cámaras fotográficas, de las imágenes de televisión o de los servicios de información por Internet surgen imágenes para la historia contemporánea de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.

En el recuerdo quedan los curiosos desplazamientos de las diferentes selecciones nacionales, como la llegada a Mar del Plata del trasatlántico italiano Conte Verde y del paquebote Florida tras recorrer la travesía Génova, Villefranche-sur-Mer, Barcelona, Lisboa, Madeira, Canarias, Río de Janeiro y Buenos Aires, según refleja el vídeo de la BBC Sporting fever. En la memoria permanecen las repletas gradas del estadio Centenario en Montevideo o la discusión entre Argentina y Uruguay en el partido final por jugar con el balón que cada selección aportaba y que se solucionó jugando con la bola fabricada en Argentina durante la primera parte y con el esférico de la selección uruguaya, importado desde Inglaterra, en el segundo tiempo.

En la historia sentimental de los aficionados iberoamericanos, la Copa del Mundo de Fútbol se ha despedido del siglo XX con las celebraciones populares de los triunfos de Brasil en Río de Janeiro, con el interés por las evoluciones de sus equipos que compartían con sus pueblos el Rey de España y los presidentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Paraguay, con la tregua entre diversas guerrillas y ejércitos a la hora de los encuentros, con las calles vacías de las grandes ciudades, con multitudinarios recibimientos en los aeropuertos…

Entre 1930 y 1998, los encuentros han dejado una estela de goles y felicidad abierta por el argentino Guillermo Stábile como primer máximo goleador, la estética de rodilleras, visera y jersey de pico del arquero Ricardo Zamora, las espectaculares jugadas del brasileño Leónidas, el paso de la inmensa alegría del uruguayo Ghiggia a la desolación brasileña en Maracaná, el desvanecimiento del uruguayo Juan Eduardo Hohberg tras conseguir el tanto del empate contra Hungría en Lausana (Suiza), las transmisiones televisadas por la BBC en 1966, la hermosa lid entre Brasil e Italia por la propiedad de la Copa Jules Rimet, el cierre de la grada en forma de herradura del estadio de River Plate mientras las lluvias de papel acompañaban el canto del gol del matador Kempes, los saltos del presidente italiano Sandro Pertini para celebrar los tantos en España, «La mano de Dios» batiendo al guardameta inglés Shilton, el rocambolesco episodio de una bengala en el partido Chile-Brasil que hirió al guardameta Rojas, el derribo de la portería realizado por Bernal al engancharse en la red durante el partido México-Bulgaria en Nueva York…

El partido al otro lado de la línea de banda

Esta vorágine de informaciones también ha desarrollado una interesante historia en la difusión del campeonato a la sociedad. En la Comunidad Iberoamericana de Naciones los partidos no sólo se han jugado dentro de los límites de la cancha. Al otro lado de la línea de banda los idiomas español y portugués han desplegado su propio juego, han constituido una estrategia de ilusión que ha sido capaz de crear nuevas expresiones al primer toque, buscar los huecos para desarrollar sinónimos que combatan la monotonía, realizar una marca en zona al vocabulario de moda, correr por las bandas en busca de la ironía y la emoción, levantar la cabeza para encontrar un pase medido a la continua transformación y reelaboración de vocabulario, centrar hacia el área de la expresividad y anotar el gol de crear una lengua especial capaz de conectar con las masas. El proceso de crecimiento del idioma español y sus aportaciones a la Copa del Mundo fue posible gracias a diversos factores institucionales y de historia deportiva.

I.- Factores de carácter institucional

En el ámbito institucional, los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones participaron en la fundación y en la dirección de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), pusieron en marcha la Copa del Mundo y organizaron varias de sus ediciones.

La tradición de la cultura futbolística iberoamericana en la FIFA tuvo su origen en la participación de España en su fundación en 1904, mediante una representación ejercida por el Real Madrid, y tuvo su continuidad en la constante presencia de representantes iberoamericanos en sus órganos directivos, con una especial mención para los 24 años de presidencia del brasileño Joao Havelange.

Ha sido en la creación de la Copa del Mundo donde la colaboración entre los miembros de la Comunidad Iberoamericana de Naciones adquirió un papel muy relevante desde sus primeros pasos. El primero, tras los intentos previos del holandés Hirschmann y del francés Robert Guérin, reunió entre el 21 y 23 de mayo de 1904 a seis países europeos para dar forma a la idea original del Campeonato del Mundo, entre ellos España. Un segundo paso fue el intento de una primera edición en Suiza en 1906, con 13 selecciones organizadas en cuatro grupos en los que sólo figuraba España como país iberoamericano en el grupo II. Y el tercer paso consistió en una reunión en Oslo (Noruega) en 1914, a la que se incorporaron por vez primera de selecciones de América, con la representación iberoamericana de Argentina y España.

El impulso definitivo para la Copa del Mundo se produjo en 1925 en Ginebra (Suiza), cuando Jules Rimet, presidente de FIFA, y el embajador de Uruguay en Bruselas, Enrique Bueno, recordaron la final entre Uruguay y Argentina en los Juegos Olímpicos de Verano de 1924 y el diplomático mostró su interés por organizar el campeonato.

Tres años más tarde se elaboró un documento previo de siete puntos, que se hizo público el 28 de septiembre de 1928 en Zurich (Suiza), para su posterior discusión en el Congreso de FIFA al año siguiente. Esta reunión se celebró el 18 de mayo de 1929 en Barcelona y en el Saló de Cent del Ayuntamiento se redactó y firmó el documento fundacional de la Copa del Mundo, bajo la presidencia del Rey Alfonso XIII. De hecho supuso la separación del fútbol profesional de los Juegos Olímpicos de Verano, a los que fue incorporado en 1908 en la edición celebrada en Londres. Aspiraban a organizar la primera edición Hungría, Italia, Holanda, Suecia y España por Europa y Argentina y Uruguay, por América. Al renunciar la Asociación de Fútbol Argentina en favor de Uruguay, selección campeona de los Juegos Olímpicos de Verano de 1924 y 1928 que deseaba festejar con este acontecimiento el centenario de su organización constitucional, el representante de España, Ricardo Cabot, se adhirió a la propuesta.

A esta primera edición en Iberoamérica, que empezó el 13 de julio de 1930 en Montevideo con un Francia-México, le siguieron otras seis en Brasil (1950), Chile (1962), México (1970), Argentina (1978), España (1982) y de nuevo México en sustitución de Colombia en 1986. En total, la Comunidad Iberoamericana de Naciones ha acogido un 44% de las ediciones de la fase final de la Copa del Mundo celebradas en el siglo XX.


II.- Factores de carácter futbolístico

Desde el punto de vista estrictamente deportivo, numerosas emociones y esperanzas corrieron en las canchas con los lances y las jugadas de los argentinos Monti, Stábile, Kempes, Maradona o Batistuta; los brasileños Domingos Da Guia, Leonidas, Ademir, Garrincha, Pelé, Vavá, Jairzinho, Tostao, Rivelino, Sócrates, Zico, Bebeto, Romario, Ronaldo o Rivaldo; los chilenos Caszely, Marcelo Salas o Iván Zamorano; los colombianos Higuita o Valderrama; los españoles Zamora, Zarra, Quincoces, Luis Suárez, Pirri, Gento, Butragueño o Zubizarreta; los mexicanos Carbajal, Hugo Sánchez o Luis Hernández; los paraguayos Romerito o Chilavert; el portugués Eusebio; los uruguayos Andrade, Héctor Scarone, Schiaffino, Rocha, Francescoli, Rubén Paz o Rubén Sosa…

Las gambetas, los remates de chanfle, las bicicletas, las zamoranas, las colas de vaca, las jopeadas, los taquitos y las moñas han hecho que el peso de la Comunidad Iberoamericana de Naciones en la Copa del Mundo de Fútbol presente unas llamativas cifras cuyo análisis se puede agrupar en relación con los resultados y la participación.

En los primeros destaca cómo las selecciones iberoamericanas conquistaron el 50% de los títulos y sólo estuvieron fuera de los puestos de honor en 1934 y 1982.

CampeónAño
Argentina1978 y 1986
Brasil1958, 1962, 1970 y 1994
Uruguay1930 y 1950
SubcampeónAño
Argentina1930 y 1990
Brasil1950 y 1998
Tercer puestoAño
Brasil1938 y 1978
Chile1962
Portugal1966
Cuarto puestoAño
Brasil1974
España1950
Uruguay1954 y 1970

En segundo lugar, la Comunidad Iberoamericana de Naciones aportó el 24 % de los equipos participantes, con 15 selecciones sobre un total de 64 países.

PuestoSelección NacionalNúmero de participaciones
1Brasil16
2Argentina12
3México11
4España10
5Uruguay9
6Chile7
7Paraguay5
8Perú4
9Colombia4
10Bolivia3
11El Salvador2
12Cuba1
13Portugal1
14Honduras1
15Costa Rica1

Esta participación iberoamericana alcanzó una media del 30 %, con su registro más alto en la edición de Uruguay de 1930 con un 61 % y el más bajo en Francia en 1938, con un 14%.

PuestoSede de la fase finalAño% de Países iberoamericanos participantes
1Uruguay193061
2Brasil195054
3Chile196244
4Inglaterra196644
5México197031
6Argentina197831
7España198229
8Suecia195825
9Alemania197425
10México198625
11Italia199025
12Estados Unidos199425
13Francia199822
14Italia193419
15Suiza195419
16Francia193814

El análisis por países iberoamericanos ha presentado el siguiente panorama:

PaísUruguay 1930Italia 1934Francia 1938Brasil 1950Suiza 1954Suecia 1958Chile 1962Inglaterra 1966
Argentina+++++
Bolivia++
Brasil++++++++
Chile++++
Colombia+
Costa Rica
Cuba+
El Salvador
España++++
Honduras
México++++++
Paraguay+++
Perú+
Portugal+
Uruguay+++++
PaísMéxico 1970Alemania 1974Argentina 1978España 1982México 1986Italia 1990Esta-dos Unidos 1994Francia 1998
Argentina+++++++
Bolivia+
Brasil++++++++
Chile+++
Colombia+++
Costa Rica+
Cuba
El Salvador++
España++++++
Honduras+
México+++++
Paraguay++
Perú+++
Portugal
Uruguay++++

Historia lingüística de la Copa del Mundo

Para la historia del idioma español en el deporte, el fútbol se ha presentado como uno de sus ámbitos más productivos, con repercusiones en sus niveles técnico, de difusión y literario. Su importancia ha sido destacada por la FIFA con la declaración del español como idioma oficial y su empleo en los discursos de las ceremonias de apertura de diferentes ediciones.

En el primer congreso que celebró este organismo tras la II Guerra Mundial, el 26 de julio de 1946 en Luxemburgo, se procedió a declarar el español como idioma oficial con una propuesta realizada por el representante federativo de Uruguay, Eduardo Arteaga, que obtuvo el resultado de 15 a votos a favor y 6 en contra.

El uso del idioma español en los discursos ha sido habitual en las ediciones celebradas en países iberoamericanos, pero también se pudo escuchar en la ceremonia de apertura de 1994. El presidente de Estados Unidos, William J. Clinton, saludó en español y realizó una serie de reflexiones sobre la capacidad del fútbol como lenguaje universal capaz de unir a todos los pueblos, en los prolegómenos del encuentro Bolivia- Alemania que se disputó en el estadio Soldier Field, de Chicago. Esta elección se justificó por ser la lengua, de los 16 idiomas que hablaban los 24 equipos participantes, empleada por un mayor número de selecciones: Argentina, Bolivia, Colombia, España y México.

I.-Nivel técnico

Las fases finales de la Copa del Mundo han servido de escaparate para numerosas innovaciones técnicas y tácticas del fútbol, para novedades en la fiesta social del acontecimiento… Los continuados éxitos de los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones crearon innovaciones futbolísticas que han tenido su reflejo en el idioma, de forma especial entre 1970 y 1998 al disputar sus selecciones seis de las ocho finales en juego.

Este campeonato ha aportado voces relacionadas con las novedades del reglamento como la tarjeta amarilla y la tarjeta roja para hacer referencia a la amonestación y expulsión en México en 1970.

Ha difundido masivamente el nombre de jugadas individuales. En 1970 se popularizó en México la paradinha, el estilo brasileño de lanzar penaltis, que desarrolló Pelé con una pequeña parada en su carrera antes de golpear el balón para desequilibrar al portero. En 1998, en Francia, surgió la cuauhteminha, regate ejecutado por el jugador mexicano Cuauthelmoc Blanco que consiste en sobrepasar dos contrarios en medio de ellos saltando con el balón enganchado entre los pies. Además, en México aportó a la psicología del deporte el miedo escénico, expresión de Gabriel García Márquez cuya aplicación al ámbito futbolístico popularizó Jorge Valdano, tras proclamarse campeón del Mundo con Argentina en 1986, para definir el temor del jugador al saltar al terreno de juego ante la incertidumbre del resultado de su posible actuación.

Durante las fases finales de la Copa del Mundo se acuñaron designaciones para el esquema de juego defensivo y ofensivo, con innovaciones léxicas de origen brasileño y argentino. En 1970 en México, surgió la denominación periodística de samba para el estilo de juego brasileño basado en el dominio técnico del balón, la proyección ofensiva y la ausencia de velocidad. Y en 1978 desde Argentina aparecieron definir como sinónimo del tradicional anotar un gol, la pequeña sociedad como forma de referirse a la reunión de dos o tres jugadores que llevan a cabo jugadas con un alto grado de compenetración y precisión, y las zonas de definición, de distracción y de gestación con las que designar, respectivamente, las partes del campo destinadas a jugadas de ataque, de defensa y de transición entre jugadas defensivas y ofensivas.

Las preocupaciones por la obtención de buenos resultados y la obligación de conseguir triunfos de un equipo con un brillante historial se sintetizaron en la forma urgencia histórica en 1982 en España.

La fiesta social en las gradas durante los encuentros, puesta en marcha durante la fase final de Argentina en 1978, dio paso a terminología para formas de animación en tono jovial y unánime, con el término argentino de la lluvia de papel y el mexicanismo de la ola de la edición de 1986, que respectivamente designan el lanzamiento al aire de pequeños trozos de papel y la acción de levantarse progresivamente el público de sus asientos y volverse a sentar, en sentido contrario a las agujas del reloj.


II.- Nivel de difusión

Las grandes audiencias de las diferentes fases finales en los medios de comunicación han hecho que el nivel de difusión se convirtiera en objeto de estudio del ámbito académico y permanente centro de interés del mundo de la comunicación por sus constantes innovaciones.

De la tribuna académica…

La corrección de textos en la difusión del idioma del deporte ha constituido un ámbito de preocupación de las instituciones lingüísticas en las ediciones de México de 1970, de España de 1982 y del intento de Colombia en 1986. Los miembros de la Asociación de Academias de la Lengua Española y de la Real Academia Española se enfundaron la camiseta para desarrollar un esquema de juego basado en orientar las palabras de su denominación, en el estudio de su terminología para incorporarlo al diccionario, en la sustitución de extranjerismos por otras expresiones más acordes con el idioma español, en la reflexión sobre la actualidad deportiva y en el comentario sobre la actualidad lingüística de cada fase final en prensa, radio y televisión.

Fue un encuentro disputado desde Argentina, España, México, Nicaragua, Puerto Rico y Venezuela, en el que corrieron al otro lado de la línea de banda Emilio Alarcos Llorach, José María de Areilza, Manuel Briceño Jaúregui, Joaquín Calvo-Sotelo, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Alfonso Junco, Rafael Lapesa, Fernando Lázaro Carreter, José Moreno de Alba, Francisco Rodríguez Adrados, Gregorio Salvador, Gonzalo Torrente Ballester, Torcuato Luca de Tena, Julio Ycaza Tigerino… con el fin de corregir las frecuentes gambetas, zancadillas o patadas a los criterios de corrección lingüística.

… A la tribuna de prensa

La historia de la difusión de la Copa del Mundo es también la historia de numerosos medios de comunicación y de una interminable lista de periodistas como Pedro Escartín, Julián García Candau, Emilio Maurer, Víctor Hugo Morales, José María Muñoz, Matías Prats, Andrés Mercé Varela… y, en especial, del argentino Diego Lucero, el único que vivió todas las ediciones, hasta su muerte, entre 1930 y 1994. El telégrafo, las máquinas de escribir, los teletipos, los ordenadores, las bases de datos, las nuevas tecnologías de comunicación con Internet… han realzado la estrategia de la ilusión por correr al otro lado de la línea de banda con una evolución desde el trabajo individual de cada medio al intercambio de información con la colaboración conjunta, en 1998, de países iberoamericanos en publicaciones deportivas de Barcelona, como el semanario Don Balón con sus ediciones de Chile, España y Perú o el diario El Mundo Deportivo con rotativos de Argentina y Brasil.

Para la historia del idioma en el nivel de difusión, la Copa del Mundo ha presentado cinco centros de interés. Primero, las diferentes renovaciones de códigos expresivos con un constante intercambio entre el español peninsular y el español de América en los periodismos radiofónico y televisado. Este ambiente formó una nueva cancha que destacó la necesidad de comunicación, desarrolló la fantasía, verbalizó imágenes con las que echar a volar la imaginación del populismo lingüístico, creó narraciones con motes gráficos y sintéticos generadores de mitos, recalcó el énfasis con relatos en suspenso, repeticiones intermitentes de palabras, expresividad de la erre y alargamiento de vocales, inclusión de eslóganes en el relato del juego y explicaciones técnicas de los encuentros… La Copa del Mundo fue la ocasión propicia para el encuentro y el intercambio sin complejos entre los estilos de difusión épica y de difusión espectáculo de ambos lados del Atlántico.

Un segundo centro de interés ha estado formado por las diferentes formas del canto emocionado del gol entre el 13 de julio de 1930 en Montevideo, con un gol del mexicano Carreño en el minuto 70 del encuentro inaugural Francia-México y el 7 de julio de 1998 en Marsella, con un gol de Ronaldo en el minuto 46 de la semifinal Brasil-Holanda.

Aparte de los goles que llevaron a Argentina, Brasil y Uruguay a conquistar ocho títulos o la anécdota de la organización de concursos de narración de tantos en los bares de Estados Unidos en 1994, cabe destacar la narración de dos goles ante Inglaterra por su especial dimensión deportiva y de superación de momentos históricos desfavorables. En el caso español, el gol de Zarra fue el triunfo sobre el modelo deportivo que se imitaba desde principios del siglo, mientras que el gol del argentino Maradona ha sido considerado el de mayor calidad de todas las fases finales.

El primero lo cantó en 34 segundos el locutor español Matías Prats, en el brasileño estadio de Maracaná en Río de Janeiro el 2 de julio de 1950: «Tiene en estos momentos la pelota Gabriel Alonso. Avanza con ella. Sigue avanzando. Envía un pase largo sobre Gaínza. Gaínza, de cabeza, centra. El balón va a Zarra. Chuta y… ¡Gol! ¡Gol! Señoras y señores, Zarra acaba de marcar para España un gol maravilloso».

El segundo tuvo lugar en México cuando en un minuto y quince segundos el locutor uruguayo Víctor Hugo Morales palpitaba el 22 de junio de 1986 en Monterrey: «Balón para Diego, Ahí la tiene Maradona. Le marcan dos. Pisa la pelota. Maradona (…) arranca por la derecha el genio del fútbol mundial. Inicia el contraataque e intenta contactar con Burruchaga… Siempre Maradona. ¡Genio, genio, genio! Ta, ta, ta, ta, ta … ¡Gooooooool y gooooooool! ¡Qué golazo! Dios Santo, viva el fútbol. Golaaaazo. Diegoooool Maradona. Estoy llorando perdónenme. Maradona en un recorrido memorable, en la jugada de todos los tiempos. Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina, 2; Inglaterra, 0. Diegoool, Diegoool, Diego Armando Maradona. Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas y por este Argentina, 2; Inglaterra, 0».

El tercer centro de interés de aportaciones de la Comunidad Iberoamericana de Naciones ha sido la elaboración de diccionarios de equivalencias en varios idiomas para facilitar el trabajo de los periodistas. Fue el caso de la obra Diccionario periodístico del fútbol, que editó la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de España en 1982, con la coordinación de Inocencio Arias.

El cuarto aspecto ha tenido que ver con la consolidación del comentario técnico de los encuentros realizados en Argentina y Brasil. El relato de los encuentros desde el punto de vista de los futbolistas, con su propia terminología, se traspasó tímidamente a Europa con los artículos de Pelé en diarios de información general desde 1982 para generalizarse con los comienzos periodísticos del argentino Jorge Valdano en 1986 con el artículo «El miedo escénico» en la publicación cultural La Revista de Occidente.

Un quinto y último punto de interés ha sido la creación de varias fuentes de información en Internet. Durante la fase final de Francia se pudieron consultar aspectos de actualidad -a través de Mundial Café y Teleline-Infogol en España y Gol 98 desde Venezuela-, recursos lingüísticos y cuestiones literarias con el glosario multilingüe realizado por la empresa Logos en 14 idiomas o el tratamiento literario que ha recibido el fútbol argentino, abordado en un informe especial de la revista digital Lecturas de Educación Física y Deportes. Estas posibilidades también han generado un interesante fenómeno: el abatimiento de las barreras de la terminología de ámbito restringido. De tal forma, que en las direcciones electrónicas de medios de comunicación el asistente del español peninsular convivía con el linimán del español de América; la portería también era arco, marco, meta, portal, puerta; el portero se convertía en arquero, cancerbero, golero, golquíper, guardameta, meta; el balón se hizo bola, cuero, esférico, globa, gordita, guinda, la número cinco, pelota, redonda, vedette; el tiro pasó a chut, disparo, lanzamiento, remate, shot; y el tiro fuerte pudo ser designado como balinazo, berriazo, bombazo, cañonazo, chumbazo, chupinazo, chutazo, misil, pildorazo, zapatazo…

III.-Nivel literario

La capacidad de convocatoria de las fases finales de la Copa del Mundo también ha presentado repercusiones en el nivel literario del idioma en la Comunidad Iberoamericana de Naciones.

La creación literaria en lengua portuguesa, aportada por Brasil al fútbol ha contado desde siempre con composiciones de gran calidad como las dedicadas por Mario Filho, Armando Nogueira o Vinicius de Moraes al juego y a los mitos de Pelé y Garrincha. Para la historia de la Copa del Mundo, entre la numerosa producción, destacaron las obras que han hecho referencia a los diferentes triunfos. El campeonato de 1958 fue cantado por Francisco Firminio de Paula y Joao Severo de Lima; el éxito de 1962 fue reflejado por Alipio Bispo dos Santos; el triunfo de 1970 es recogido en poemas de Palito, Carlos Drummond de Andrade y de Manuel d’Almeida Filho. Un panorama que se ha completado en 1998 con la «Oración para romper el encanto de Ronaldinho», escrita por Roberto Drummond en el diario de Río de Janeiro Jornal do Brasil.

La creación literaria en idioma español ha contado con una gran tradición desde los triunfos de la Selección de Uruguay en los Juegos Olímpicos de Verano de 1924 y 1928 y, entre otros muchos escritores iberoamericanos, han figurado autores de reconocida valía como G. Altamira, Roberto Arlt, Osvaldo Bayer, Mario Benedetti, Alfredo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Luis Cané, Cátulo Castillo, Bernardo Carey, Julio Centeya, Geo Charles,D. Cinalli, Humberto Constantini, Poli Délano, E. Escobar Bavío, M. G. Fernández, Bernardo Fernández Moreno, César Fernández Moreno, Horacio Ferrer, Carlos Ferreira, Roberto Fontanarrosa, Héctor Gagliardi, Eduardo Galeano, R. García Ibáñez, S. González, C. Gorostiza, Agustín Guzzani, D. López, Ricardo Lorenzo, L. M. Lozzia, Humberto Manzi, Ezequiel Martínez Estrada, Manuel Múgica, H. A. Murena, Héctor Negro, José Parra del Riego, Pondal Ríos y Olivari, Carlos Púa, Miguel Romero,Luciano Rottin, Horacio Salas, Roberto Santoro, Santos Discépolo, Juan Sasturain, Juan José Sebreli, Solly, Osvaldo Soriano o Bernardo Verbitsky.

El nivel literario del idioma español en la Copa del Mundo ha recogido artículos de Premios Nobel de Literatura, literatos convertidos en cronistas deportivos de actualidad y composiciones basadas en acontecimientos de las fases finales.

En el primer apartado destacan las aportaciones realizadas por Camilo José Cela durante la fase final de España en 1982, con la reedición en el rotativo madrileño Diario 16 de sus relatos Once cuentos de fútbol, y el comentario de Gabriel García Márquez sobre la muerte del defensa Andrés Escobar, que en el encuentro Colombia-Estados Unidos, marcó en propia meta un gol que supuso la eliminación de la selección sudamericana en la edición de 1994.

Desde 1978, ha tenido lugar una creciente participación de los escritores como comentaristas de la actualidad deportiva en medios especializados y de información general. Un fenómeno que ha servido para acercar a los escritores a la retórica de la inflación del periodismo en el género más idóneo para la libertad expresiva: la crónica del partido. Entre los numerosos escritores iberoamericanos que han hecho crónicas en español destacaron los escritos de Miguel Delibes en la fase final de 1982 o la ratificación retórica de la existencia de la mano de Dios realizada por Mario Benedetti en la edición mexicana de 1986. Pero quizá el momento estelar fue la acreditación de Mario Vargas Llosa como periodista para cubrir la información de la Selección de Perú en la fase final de España cuando en la tribuna de prensa del estadio de Balaídos, del Real Club Celta de Vigo, escribió el artículo «Elogio de la crítica de fútbol». Un texto clásico donde estableció que la sección deportiva constituye una modalidad de literatura de ficción contemporánea que crea mitología, incrusta lo irreal en la realidad cotidiana y añade una dimensión mágica de la experiencia humana gracias a la vitalidad, la imaginación, la libertad y la audacia de estilos y al desarrollo del instinto poético con técnicas retóricas.

La literatura iberoamericana de creación en lengua española, basada en acontecimientos reales de la Copa del Mundo, ha generado numerosas composiciones. Como botón de muestra de este incompleto y somero repaso, cabe destacar cómo en la edición brasileña de 1950 los poemas «Golkíper» y «Romance de las botas de Zarra en el España-Chile en Río de Janeiro», de Lucha Odín Fleitas y Pedro de Miranda, respectivamente, reflejaron al guardameta brasileño Barbosa en el partido contra Uruguay y al goleador español Zarra. La fase final de Chile en 1962 fue la fuente de inspiración del poema «Homenaje al Mundial», con el que Julio Barrenechea obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile, y del relato de Jean Cau «Todos somos brasileños», en el que expresó su admiración por Pelé. El triunfo de Brasil en el partido final de la edición mexicana de 1970 es el motivo del poema «Balada para Pelé» del escritor uruguayo Horacio Ferrer. La forma de celebración de los goles del brasileño Jairzinho, con acción de gracias y oración, en las fases finales de 1970 y 1974, llevaron al poeta español Vicente Gaos a componer «Oración por un gol». La edición de 1978 inspiró, entre otros autores, al argentino Carlos Ferreira el poema «Mundial». Y en la última edición del siglo XX destacaron las colecciones de relatos y antologías para el periodismo escrito y para las nuevas tecnologías, destacando por su calidad el especial «Libres directos», del suplemento ABC Cultural que edita el diario español ABC y el especial de la revista digital argentina Lecturas de Educación Física y Deportes. En ellos se pudo disfrutar el juego del lenguaje literario desplegado por los autores españoles y del Río de la Plata: Osvaldo Bayer, Felipe Benítez, Juan Bonilla, Nicolás Casariego, Dulce Chacón, Roberto Fontanarrosa, Eduardo Galeano, Pablo García, Ignacio García-Valiño, Juan Manuel de Prada, Juana Salabert, Juan Sasturain, Lorenzo Silva, Antonio Soler, Osvaldo Soriano y Roger Wolfe.

Epílogo

En resumen, las tardes de ges agolpadas en la garganta, de oes alargadas y exaltadas y de eles de metal vibrante que tienen pólvora, chispa, explosión y humo en el poema de Héctor Negro han convertido al fútbol de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, en un elemento para la historia contemporánea.

La historia lingüística de la Copa del Mundo no ha estado exenta de momentos de tristeza, pero su constante movimiento y su dinámica de lo impensado han conseguido que el idioma futbolístico evolucione hasta una espléndida belleza capaz de captar la atención social y servir de punto de encuentro a ambos lados de la línea de banda y a ambos lados del Atlántico. Premios Nobel, académicos, embajadores, periodistas, escritores literarios y deportistas iberoamericanos del siglo XX han jugado el partido de ensanchar el idioma español hasta convertirlo en un ámbito de esperanza para la alegría y la fantasía.

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